¡Vaya sorpresas! Trece creencias populares que siguen muy presentes en Cuba.

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Los diccionarios son claros al respecto: una superstición es una creencia carente de fundamento racional que consiste en atribuir propiedades mágicas o sobrenaturales a ciertos eventos o en pensar que determinados hechos pueden traer buena o mala suerte. Así lo describen los expertos; sin embargo, es habitual que la gente común, a pesar de su razonamiento, se encuentre evitando salir de casa con el pie izquierdo o tocando madera, «por si acaso».

En Cuba, donde la tradición oral desempeña un papel crucial en la formación de la idiosincrasia, abundan este tipo de expresiones que, aunque tienen raíces en la religión, se han desvinculado de ella y se transmiten de generación en generación, sin importar la fe que se practique.

Según los especialistas, todas las supersticiones implican un elemento externo a la persona, ya sea un objeto, una acción o una circunstancia, y se alimentan del miedo o de la incertidumbre. Esto ocurre porque las personas presentan expectativas y experimentan altos niveles de estrés, lo que hace que los comportamientos y creencias supersticiosas tiendan a surgir en situaciones relacionadas con temas específicos, como el estudio, el trabajo, las relaciones interpersonales o el rendimiento deportivo.

Las primeras menciones a supersticiones en Cuba se pueden encontrar en obras literarias de los siglos XVIII y XIX, las cuales reflejaban de alguna manera los modos de vida de la época. El Padre Félix Varela llegó a identificarlas incluso como males que corrompían a la juventud de aquel entonces.

Hasta el presente han llegado innumerables supersticiones de variadas índoles, por lo que Cuba Noticias 360 propone una lista inicial que los lectores pueden complementar en los comentarios.

1. Ante todo… un sorbo de ron a los santos: Este rito es esencial en toda fiesta o celebración cubana que incluya bebidas alcohólicas. Se debe ofrecer el primer sorbo o trago en una esquina al abrir la botella, una creencia heredada de la religión yoruba para asegurar la benevolencia de los orishas.

2. No se debe derramar sal: Como conservante de alimentos, la sal simboliza perdurabilidad y estabilidad. Por ello, al derramarse, los supersticiosos creen que se rompe el equilibrio y todo puede salir mal.

3. El gato negro trae mala suerte: Esta superstición se origina en la Europa de la Edad Media, cuando la Inquisición quemaba a las supuestas brujas, muchas de las cuales tenían a un gato negro como mascota, un animal que desde entonces lleva ese mal presagio.

4. Si te barren los pies, no te casas: Aunque parece un dicho muy propio de nuestras abuelas, esta creencia tiene su origen en la España del siglo XVI, donde se asociaba a la escoba con las brujas. Además, las escobas estaban hechas de retama, una planta a la que se le atribuían propiedades afrodisíacas poco relacionadas con el matrimonio en aquel tiempo.

5. El sillón que se mece solo atrae malos espíritus: Este mito llegó a Cuba de una creencia irlandesa que dice que una silla mecedora invita a los fantasmas a sentarse. Por ello, es casi instintivo correr a detener un sillón que se mueve solo, para evitar que los fantasmas sean atraídos por su movimiento.

6. Salir con el pie izquierdo: Esta superstición proviene del entorno eclesiástico de la Edad Media, cuando los sacerdotes debían entrar al altar con el pie derecho, ya que, según la doctrina, solo se entraba al Paraíso por el camino de la derecha. Además, a lo largo de la tradición bíblica y en la cultura romana, la izquierda se ha asociado con mala suerte, por lo que ha perdurado la idea de que, si has tenido un mal día, es porque te levantaste con el pie izquierdo.

7. Tocar madera: En diversas culturas, esta práctica simboliza casi siempre lo mismo: la protección contra la mala fortuna. En el norte de Europa, se creía que dentro de los árboles habitaban duendes y hadas que otorgaban buenasaventuras; desde una perspectiva cristiana, tocar madera se relacionaba con la cruz de Jesucristo en un acto de devoción. En cualquier caso, tocar madera se hace en busca de buenos augurios.

8. ¿Cómo pueden romperse los planes? En Cuba hay muchas supersticiones similares, entre ellas una muy extendida que sugiere que pasar por debajo de carteles o señales de tránsito puede romper los planes de un viaje. También se menciona evitar pasar por debajo de una escalera, ya que, según la creencia cristiana, el triángulo simboliza la Santísima Trinidad y profanarlo puede traer consecuencias nefastas. Asimismo, sentarse sobre una mesa o abrir un paraguas en interiores puede desatar una lluvia de mala suerte sobre los planes de alguien.

9. Si una lechuza canta, hay que decir: ¡Solavaya!: La tradición oral sostiene que cuando una lechuza revolotea sobre una casa, es anuncio de enfermedad, y que si canta tres veces consecutivas, predice una muerte. Muchas leyendas, debido a su vuelo silencioso y su canto aterrador, asocian a esta ave nocturna con la muerte y la catástrofe en culturas tan diversas como la egipcia, la romana, la china y las precolombinas en América.

10. No dejar sombreros ni tijeras sobre la cama: Aunque el motivo es incierto, colocar un sombrero o una tijera sobre la cama presagia que algo malo sucederá. Esta superstición es común también en España e Italia, donde se cree que puede causar que la mente de una persona quede en blanco.

11. Un espejo roto provoca siete años de mala suerte: Se atribuye a los romanos, quienes pensaban que la vida se renovaba en ciclos de siete años. Creían que al romper un espejo, el alma quedaba atrapada entre los pedazos hasta el siguiente ciclo de vida. Esto se basa en la antigua creencia de que los espejos son puertas de entrada para espíritus malignos, lo que justifica la tradición, especialmente en zonas rurales, de tapar los espejos cuando hay tormenta.

12. No meter el cuchillo en la candela: Algunos creen que provoca peleas, otros que trae mala suerte; en casi todos los hogares cubanos, una abuela corre a la cocina al ver a los más jóvenes calentando un cuchillo en el fogón o revolviendo comida dentro de la candela.

13. No dejar escaparates abiertos: Según la tradición occidental, la ropa absorbe la energía y las sensaciones vividas durante el día, así que dejar el escaparate abierto puede permitir que esa energía fluya al exterior y tenga un efecto negativo en la habitación. Este tipo de creencias suelen ser transmitidas por abuelas, pero al preguntarles el por qué, responden contundentemente: “Porque sí”.

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