Sin electricidad, sin acceso a agua potable y con un brote de diarrea en el policlínico del Reparto Guiteras | Cuba Noticias 360

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Foto: Cuba Noticias 360

Texto: Fede Gayardo

Una publicación de la activista Lara Crofs en Facebook ha puesto en alerta sobre una situación sanitaria y social alarmante en el reparto Guiteras, en La Habana. Allí, a los apagones prolongados se suma un brote de enfermedades diarreicas agudas (EDA) que afecta a niños y personas mayores.

Según Crofs, el bloque 4 del reparto llevaba casi nueve horas sin electricidad, con un corte que comenzó a las 11 de la mañana, interrumpiendo totalmente la vida cotidiana en la zona. “Casi 9h sin electricidad…”, comentó, enfatizando que este problema no es aislado, sino parte de una rutina cada vez más común en muchos barrios del país.

La situación se complica, explica la activista, por lo que ocurre en el policlínico Wilfredo Santana, situado en el mismo reparto. Allí se ha identificado un brote de EDA, supuestamente relacionado con fallos en el agua de la fuente de abastecimiento El Gato, que, de acuerdo a la denuncia, “no está viniendo clorada”.

El impacto ya ha sido severo. Crofs advierte que algunos pacientes han tenido que ser ingresados en la terapia intensiva del Hospital Naval, lo que ilustra la gravedad del brote. En un contexto normal, un aumento en los casos de diarrea sería preocupante; en medio de apagones prolongados y escasez de agua, el riesgo se incrementa considerablemente.

La activista describe una escena que refleja la desesperación de muchas familias: “Ahora imagínate tener un niño o una persona mayor enferma con vómitos y diarreas y no tener agua para los baños en casa”. Sin electricidad, los motores que bombean el agua no funcionan; sin ascensores, subir cubos se convierte en una tarea imposible para ancianos o personas con movilidad reducida. Además, se agrava la situación al no poder hervir agua, refrigerar alimentos o mantener condiciones mínimas de higiene.

El testimonio pone de manifiesto un problema recurrente en diversos puntos de Cuba, donde se entrelazan la crisis energética, fallos en el suministro de agua potable y un sistema de salud sobrecargado. Esta combinación resulta especialmente peligrosa cuando emergen brotes epidemiológicos que requieren higiene constante, agua segura y atención médica oportuna.

“El reparto está revuelto, la gente está asustada y desesperada”, escribió Crofs, reflejando el clima emocional en la zona. El miedo no solo radica en la enfermedad, sino también en la sensación de abandono y en la falta de respuestas rápidas por parte de las autoridades responsables de los servicios básicos.

En su publicación, la activista emite además una advertencia directa a las instituciones estatales: “Entonces cuando se forme una situación de protesta o manifestación… ya tienen más que claro que la desidia de ustedes es la única responsable”, señalando específicamente a la Unión Eléctrica (UNE) y a la Presidencia de Cuba.

Esta concatenación de problemas evidencia que la crisis es integral. La energía, el agua, la salud y la calidad de vida están íntimamente conectadas, y cada carencia repercute en las demás. En este contexto, las comunidades siguen expuestas, los más vulnerables cargan con el mayor peso, y el descontento social se intensifica.

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