Foto: Presidencia Cuba | Facebook
Texto: Fede Gayardo
Las autoridades cubanas han dado a conocer la integración de una nueva flota de vehículos eléctricos al sistema de servicios funerarios de La Habana. Esta medida fue presentada durante un recorrido oficial del presidente Miguel Díaz-Canel por diversas zonas de la capital. En total, se incorporan 15 automóviles al servicio necrológico, según la información difundida por el Ministerio del Transporte (Mitrans).
Los vehículos fueron exhibidos en la Comercializadora Axess, una entidad vinculada al Mitrans y ubicada en el municipio Plaza de la Revolución, de acuerdo con el portal de la Presidencia de Cuba. Esta iniciativa forma parte de los esfuerzos estatales por modernizar y estabilizar un servicio que ha enfrentado una crisis profunda durante años.
Oscar Carvajal Serrano, director general del Grupo Empresarial Automotor del Mitrans, detalló que la nueva flota cuenta con las condiciones técnicas necesarias para su operación, incluyendo la infraestructura para la recarga eléctrica.
Según explicó, los vehículos pueden ser recargados tanto por métodos convencionales como a través de paneles solares instalados en la propia base operativa, lo que podría disminuir la dependencia de combustibles fósiles.
La implementación de vehículos eléctricos en los servicios funerarios en Cuba no es totalmente novedosa. En junio pasado, se informó sobre la entrega de un carro fúnebre eléctrico en el municipio de Placetas, en Villa Clara, aunque este hecho no marcó un cambio significativo a nivel nacional.
Este anuncio se produce en un contexto especialmente sensible. En los últimos años, los servicios funerarios en la Isla han enfrentado un deterioro constante, caracterizado por la falta de mantenimiento del parque automotor, la escasez de combustible, la carencia de materiales para la fabricación de ataúdes y problemas de gestión.
En varias provincias se han evidenciado demoras extremas, traslados improvisados y escenas que han provocado una fuerte reacción social.
Ejemplos recientes, como féretros cayendo de vehículos en plena vía pública o cuerpos que permanecen durante horas sin ser trasladados, han evidenciado el colapso de un servicio esencial y han aumentado la indignación ciudadana, cuestionando la dignidad, incluso después de la muerte.
En este contexto, la llegada de una flota moderna para La Habana contrasta con la realidad que enfrentan muchas familias fuera de la capital, donde las carencias siguen siendo la norma y despedir a un ser querido en condiciones mínimamente decorosas sigue siendo un desafío.
De manera paralela, el Gobierno ha reportado acciones de reparación en la infraestructura funeraria habanera. Entre estas se incluyen la rehabilitación de crematorios y funerarias, con trabajos en los crematorios de Santiago de las Vegas y Guanabacoa, así como mejoras en 22 de las 24 funerarias de la capital. Sin embargo, para gran parte del país, la crisis del sistema funerario continúa siendo una herida abierta.



