Navidad en penumbra: los cortes de luz continúan en Cuba.

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Foto: Archivo CN360

La Navidad ha llegado a Cuba una vez más marcada por la escasez de electricidad. Mientras en gran parte del mundo las luces navideñas representan unión y celebración, en la isla miles de familias vivieron la Nochebuena y lo harán el 25 de diciembre en medio de apagones prolongados, incertidumbre y un agotamiento que ya no diferencia fechas.

En los últimos días, los cortes eléctricos se han mantenido de manera generalizada en varias provincias del país, con interrupciones que en algunos lugares superaron las 10 y hasta 15 horas diarias. Esta situación, lejos de ser una excepción, se ha instalado como parte de la rutina nacional, incluso en jornadas habitualmente asociadas al descanso y la vida familiar.

Mientras tanto, la Unión Eléctrica (UNE) reconoció que el sistema eléctrico enfrenta un déficit crítico de generación, con apagones masivos que afectan a millones de cubanos en plena celebración navideña.

De acuerdo con la entidad estatal, el 23 de diciembre el servicio eléctrico sufrió interrupciones las 24 horas del día, alcanzando una afectación máxima de 2,184 megawatts (MW) alrededor de las 6:30 de la tarde, una cifra cercana a los récords históricos de déficit.

Para el 24 de diciembre, la situación no mejoró: a las 6:00 de la mañana, la disponibilidad del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) era de apenas 1,320 MW, frente a una demanda estimada de 2,294 MW, lo que dejó un déficit de 988 MW desde las primeras horas del día. Este desbalance anticipó nuevas y prolongadas afectaciones durante una de las fechas más importantes del calendario.

El impacto va más allá de la incomodidad. Los apagones afectan la conservación de alimentos, el acceso al agua y la preparación de las cenas navideñas. Para muchas familias, la celebración se redujo a lo básico: compartir lo que había cuando había electricidad, o adaptarse a cocinar con alternativas improvisadas.

En las redes sociales, el sentimiento predominante fue la resignación más que la sorpresa. La continuidad de los apagones durante una fecha tan simbólica como la Navidad le recuerda al pueblo cubano que hay pocos motivos para celebrar y que no existen expectativas claras de mejora en el corto o mediano plazo para la situación que se vive.

Sin anuncios de soluciones inmediatas y con un sistema eléctrico funcionando al límite, Cuba cerró el año con una Navidad a oscuras, reflejo de una crisis que ya no distingue estaciones ni celebraciones y que sigue condicionando la vida diaria de millones de personas.

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