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Raidel Martínez no solo se destaca en la cima del montículo. El cerrador de casi dos metros de altura también posee un corazón enorme, casi tan potente como la velocidad de su recta, y así lo demostró este fin de semana en su comunidad natal de Galafre, ubicada en el municipio San Juan y Martínez, Pinar del Río.
El espigado derecho de los Gigantes de Yomiuri, la organización más exitosa en la historia de la Liga Profesional Japonesa (NPB), regresó a sus raíces y, sin cámaras ni protocolos, compartió con sus vecinos y repartió alimentos a la gente de su pueblo como un regalo de fin de año.
Raidel realizó este gesto de manera discreta, sin anunciarlo ni publicarlo en las redes sociales. Fue el destacado entrenador Manolo Cortina, quien actualmente trabaja con él en Pinar del Río, quien hizo pública la acción para que todos conocieran la calidad humana de su pupilo.
“Raidel es mucho Raidel y tiene un lindo corazón, gracias campeón por eso. A ti, Moinelo, Frank Abel, Frank Luis, los admiro tanto”, escribió Cortina, acompañando su relato con imágenes que demuestran el bonito gesto del serpentinero.
Aunque las donaciones y la ayuda material formaron parte del gesto, quienes estuvieron presentes destacan que lo más significativo fue la voluntad del pelotero de recordar el lugar de donde proviene, donde nació, en un contexto marcado por las carencias y dificultades que enfrenta la población cubana.
Raidel Martínez se ha consolidado como una de las figuras más dominantes del pitcheo en Japón, reconocido por su efectividad, disciplina y sangre fría en los finales de juego. Sin embargo, fuera del terreno, mantiene un perfil bajo y una actitud alejada de los reflectores.
Este año, demostró por qué los Gigantes lo convirtieron en el pelotero mejor pagado de la liga. En apenas su primera temporada, destruyó el récord anterior de salvamentos de la franquicia y estableció una nueva marca de 46, que también se convierte en su nuevo tope personal.
Ahora, lejos de los terrenos y de vuelta a su hogar, el atleta, quien junto a su coterráneo Liván Moinelo conforma las joyas de la corona de la Federación Cubana, imitó a muchos de sus compañeros de profesión de otros países que también apoyan a sus comunidades de origen.



