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En medio del actual deterioro económico y social que enfrenta Cuba, caracterizado por la inflación, la escasez y el empobrecimiento generalizado, la Navidad se ha convertido nuevamente en un momento propicio para iniciativas privadas que han compartido un poco de esperanza con cientos de personas necesitadas.
El pasado 24 de diciembre, empresarios privados y artistas cubanos se unieron en las calles de La Habana para ofrecer cenas de Nochebuena a personas en situación de vulnerabilidad y a transeúntes en general. Este gesto fue aclamado por miles de usuarios en redes sociales y también en las calles mientras los colaboradores repartían la comida.
Uno de los gestos más destacados fue el del restaurante El Guajirito, conocido por su cocina criolla y música en vivo, que distribuyó alrededor de 100 cajitas de comida entre vecinos y transeúntes. La iniciativa no solo buscaba proporcionar alimentos, sino también ofrecer un momento de dignidad y celebración en una fecha tradicionalmente asociada a la familia.
“En una noche como esta, no queríamos que nadie se quedara sin una cena de Nochebuena”, explicaron los organizadores en un video difundido en redes sociales. “La situación se vuelve cada día más difícil, pero todos merecen al menos una comida especial. Ver la alegría en los rostros de las personas confirma que un pequeño gesto puede cambiarle el día a alguien”.
Artistas cubanos también se sumaron a la jornada solidaria, compartiendo platos con los colaboradores. Uno de los cantantes que participó fue el reguetonero conocido como Payaso por Ley, quien aseguró que su motivación proviene de su experiencia personal y de su conciencia social.
“Salí a repartir comidas porque sé lo que es pasarla mal. Cuando uno tiene la oportunidad de ayudar, debe hacerlo. Si tienes algo que dar, dalo. Eso también es Navidad”, escribió el artista, agradeciendo a otros colegas que se unieron a la iniciativa.
Durante esa noche, otros negocios privados, familias e influencers replicaron acciones similares en diferentes puntos de la capital, ya sea entregando alimentos a quienes no los tienen o compartiendo con vecinos, especialmente adultos mayores que viven solos.
Aunque son acciones puntuales, destacan en un contexto donde la cena navideña se ha convertido en un lujo para la mayoría de las familias cubanas. En muchos hogares, la Nochebuena transcurre sin carne de cerdo, sin dulces tradicionales y con la constante preocupación por el día siguiente.
En un país donde la precariedad y el desdén se han normalizado, la solidaridad ciudadana se presenta, para muchos, como la única red de apoyo real. Una vez más queda claro: en los momentos más oscuros, solo el pueblo cubano podrá salvarse a sí mismo.



