Foto: Archivo CN360
La situación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) ha vuelto a tocar un punto crítico, con afectaciones que se extienden por gran parte del país y un déficit de generación que supera considerablemente la capacidad disponible. Datos oficiales proporcionados por el periodista cubano Lázaro Manuel Alonso, directivo del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, confirman la magnitud de la crisis energética que enfrenta la isla.
Según la información divulgada, varias unidades termoeléctricas clave continúan fuera de servicio debido a averías técnicas, incluyendo la Unidad 5 de la CTE Máximo Gómez, la Unidad 5 de la CTE Nuevitas, la Unidad 2 de la CTE Felton y la Unidad 3 de la CTE Antonio Maceo.
A estas salidas inesperadas, se añaden mantenimientos programados en otras plantas, como la Unidad 6 de la CTE Mariel, las Unidades 2 y 3 de la CTE Santa Cruz, y la Unidad 4 de la CTE Carlos Manuel de Céspedes, en Cienfuegos.
Uno de los factores más críticos sigue siendo la falta de combustible, que mantiene fuera de operación a 83 centrales de generación distribuida, con una afectación cercana a los 800 megawatts. Además, se reportan más de 100 MW indisponibles en la central fuel de Moa y otros 95 MW fuera de servicio por la falta de lubricantes, lo que limita aún más la capacidad de respuesta del sistema.
Para el horario pico, las autoridades prevén la entrada parcial de las Unidades 3 y 5 de la CTE Renté, con aportes estimados de 45 y 65 MW respectivamente. Sin embargo, estas incorporaciones son insuficientes frente a una demanda nacional proyectada en 3380 MW, mientras que la disponibilidad real apenas alcanza los 1440 MW.
El resultado es un déficit cercano a los 1940 MW, con apagones que pueden llegar a afectar hasta 1970 MW de manera simultánea, una cifra que refleja la gravedad del desequilibrio entre la oferta y la demanda eléctricas, lo que, en esencia, se traduce en millones de cubanos sin acceso a electricidad.
La persistencia de averías, la obsolescencia del parque termoeléctrico y las dificultades para asegurar el suministro de combustible y lubricantes siguen configurando un escenario de alta vulnerabilidad energética. Mientras tanto, millones de cubanos enfrentan cortes prolongados de electricidad que impactan directamente en la vida cotidiana, en los servicios básicos y en la ya debilitada actividad económica del país.
