Foto: RL Hevia
Este lunes, el Ministerio de Salud Pública de Cuba proporcionó una actualización sobre la situación de la epidemia actual de arbovirosis, reportando un total de 44 muertes oficialmente reconocidas debido a dengue y chikungunya, un número que sigue en aumento y que incluye a 29 menores de 18 años.
Según la viceministra de Salud, Carilda Peña, en la última semana se registraron 11 nuevos fallecimientos: siete por chikungunya —con seis de ellos siendo menores— y cuatro por dengue, de los cuales dos eran niños.
La funcionaria también comunicó que durante el domingo se reportaron 3,063 casos de síndrome febril inespecífico, así como 385 nuevos diagnósticos de dengue y 199 de chikungunya.
En total, aunque las cifras oficiales no reflejan la realidad completa, 32,553 personas permanecen ingresadas, en su mayoría en sus hogares, mientras que 70 pacientes están en unidades de cuidados intensivos, 11 de ellos en estado crítico pero estable.
A pesar de que el MINSAP no brindó cifras acumuladas del dengue, datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que hasta finales de noviembre se registraron 25,995 casos en Cuba, mientras que el chikungunya acumula un total de 42,015 infecciones durante la actual epidemia.
Peña destacó una disminución del 28.6% en los casos febriles en comparación con la semana anterior, señalando que «esta reducción evidencia los resultados de las acciones de control».
No obstante, reconoció que, tras cuatro meses de avance del brote, el país aún no conoce el número real de personas afectadas, y que, a excepción de Matanzas —donde se iniciaron las alertas ignoradas—, todas las provincias se encuentran actualmente en situación de epidemia.
La crisis sanitaria ha sido agravada por el deterioro económico del país, la escasez de recursos para fumigación, los controles de laboratorio y la disponibilidad de medicamentos.
La propagación del brote se basa también en las condiciones insalubres que enfrenta el país, con una notable acumulación de desechos, la proliferación de vectores en depósitos de agua, y la escasez de agua que afecta a tres millones de cubanos.
Aunque brotes anteriores pudieron ser contenidos, como el que ocurrió en Santiago de Cuba años atrás, en esta ocasión, la transmisión se ha expandido rápidamente a las 15 provincias del país, alcanzando niveles sin precedentes desde mediados del año.



