Fotografías: RL Hevia
La última ocasión en que se debatió públicamente sobre la situación habitacional en la isla, el gobierno continuaba su llamado a la búsqueda de materiales de producción local. Sin embargo, se produjo un cambio de estrategia al encontrar en los contenedores que arribaron al país con paneles fotovoltaicos una solución viable para enfrentar la alarmante crisis habitacional. Así nació la idea de implementar casas contenedores en Cuba.
Es pertinente cuestionarse: ¿la Constitución no garantiza el derecho a una vivienda digna? Estas nuevas estructuras no cumplen con los estándares de comodidad ni de amplitud; se consideran una solución de emergencia.
En esa misma línea, el medio estatal Granma destacó dentro de las “condiciones” que describen espacios sin pisos de cerámica ni amplias áreas de circulación.



Según el medio, en la Unidad Empresarial de Base Producciones Metálicas en Guanabacoa, varios módulos de acero de los contenedores marítimos han sido adaptados para su distribución en municipios de La Habana.
Estos contenedores, con una superficie media de 29 metros cuadrados, son acondicionados con marcos para puertas y ventanas, una pequeña sala, una cocina-comedor de dimensiones reducidas, un baño y dos habitaciones.
Aseguran los trabajadores que el proceso avanza en equipos, aunque se ve afectado por la falta de electricidad, combustible y materiales. Además, las interrupciones eléctricas obligan a detener los trabajos, prolongando los plazos de entrega de unas viviendas concebidas para dar respuestas rápidas a la crisis habitacional.


El Programa de Vivienda del Ministerio de la Construcción proyecta la reconversión de más de 3,500 contenedores de último uso, con financiamiento del Presupuesto del Estado, asegurando que estas casas “contarán con las condiciones mínimas de habitabilidad, incluida pintura anticorrosiva, revestimientos interiores y soluciones para minimizar el impacto del calor”.
Sin embargo, el mantenimiento posterior recaerá en los propietarios, en un contexto donde los ingresos son bajos y el costo de los insumos de construcción sigue en aumento.



La iniciativa se ha extendido a provincias como Las Tunas y Sancti Spíritus, donde se planea la instalación de decenas de viviendas modulares en áreas microlocalizadas, y se ha reconocido que se trata de un proyecto inicial, destinado principalmente a personas afectadas por fenómenos meteorológicos, trabajadores de sectores priorizados y familias en situación de vulnerabilidad.
No obstante, en un país con temperaturas elevadas durante gran parte del año, el aislamiento térmico es crucial para la habitabilidad de estas «viviendas», lo que implica que garantizar comodidad en estructuras metálicas requiere inversiones que suelen incrementar los costos, y que, finalmente, quedan en manos de los nuevos inquilinos.




