Foto: Yerlin Pérez | Facebook
Texto: Fede Gayardo
La actriz cubana Yerlin Pérez se expresó sin tapujos desde Miami acerca de su situación personal y profesional durante una charla en el podcast de La Familia Cubana, conducido por Lieter Ledesma, Rachel Cruz y Yasbell Rodríguez. Entre confesiones sinceras y reflexiones duras sobre la emigración, una frase resuena con fuerza: “No puedo entrar a Cuba. Yo soy I220-A”.
Esta declaración refleja una realidad compleja que vive la actriz debido a la imposibilidad de regresar a la Isla, incluso para visitar a sus padres. Yerlin lo menciona sin dramatismos innecesarios, pero con una carga emocional palpable.
Cuando se toca el tema familiar—especialmente porque su padre sufre de una enfermedad degenerativa—la conversación se vuelve más delicada. Al recordar Lieter Ledesma la reciente pérdida de su propio padre, ella responde con una frase profunda: “Yo vivo con ese miedo porque no lo voy a ver”.
Durante la charla, la actriz también desafía uno de los mitos más comunes sobre el ámbito artístico en Cuba: la creencia de que la televisión asegura estabilidad económica. “Si yo tuviera que depender del dinero de la novela, me muero de hambre. Literalmente me hubiera muerto de hambre”, asegura.
Y no lo dice a la ligera. Hasta el momento de su salida de Cuba, equilibraba su carrera actoral con trabajos en la hostelería. “Hasta que me fui de Cuba, trabajaba en el restaurante Habana Blue. Si abrías la puerta, me encontrabas allí: ‘Buenas, ¿cómo está?, adelante’”.
El podcast también dio espacio a un tono más ligero y provocativo. Al ser preguntada sobre qué es lo primero que le llama la atención de alguien que le atrae, Yerlin responde con humor sin vacilar: “Ay, aquello”, aclarando que se refiere a “la entrepierna”, pero solo si la persona ya le gusta. En un tono igualmente honesto, cuando Rachel Cruz le pregunta sobre su mayor adicción, la respuesta es directa al grano: “El sexo”.
Más allá de los titulares, la entrevista pinta el retrato de una mujer que no oculta su historia. Yerlin Pérez ha forjado su carrera en Cuba a través de la televisión, el teatro y trabajos adicionales que le permitieran sobrevivir, una realidad común entre muchos actores en la Isla. En Estados Unidos, ha continuado su vinculación con el mundo artístico, abriéndose camino en nuevos formatos, plataformas digitales y espacios independientes, mientras reconstruye su vida lejos de casa.
Hoy, desde Miami, Yerlin habla con la libertad de quien ya no necesita llevar una máscara. Su testimonio resuena con una generación de artistas cubanos marcados por la emigración, la precariedad y la distancia familiar. Y deja en claro que, detrás de la pantalla, la realidad rara vez es tan brillante como se muestra.
