FotoCollage: RRSS
Texto: Fede Gayardo
Un emotivo video ha tocado el corazón de miles de internautas en redes sociales, en el que se muestra a Chicha, una abuela cubana que celebró con energía y alegría su cumpleaños número 111 en Las Tunas. Compartido por la cuenta La Familia Cubana en Instagram, el clip retrata no solo una fiesta, sino una filosofía de vida que pocos logran comprender plenamente en la tercera edad.
Ataviada con un elegante vestido rosado, zapatos de tacón bajo a juego y una corona de cumpleaños, Chicha fue el alma de la celebración. Su vitalidad es impresionante: no solo festeja, sino que también “baila, friega, cocina y disfruta de su cervecita de vez en cuando”, según comentó la anciana cubana.
Al ser interrogada sobre el secreto de su longevidad, la centenaria ofreció una respuesta sencilla pero profunda: “No tengo tristeza, no tengo amargura, vivo con el deseo de seguir viviendo”.
Acerca de cómo se sentía al cumplir 111 años, Chicha respondió con una amplia sonrisa: “Bien, bien, bien, alegre y contenta. Nada me perturba, nada”.
Además, enfatizó su amor por la celebración: “Toda la vida me ha gustado la fiesta”, antes de animarse a “echar un pasillito” con la entrevistadora, desbordando vitalidad a pesar de su edad.
La historia de Chicha es inspiradora y nos recuerda, sin embargo, un fenómeno más amplio en la sociedad cubana: el rápido envejecimiento de su población. Datos oficiales recientes estiman que para finales de 2024, más del 25 % de los cubanos tendrán 60 años o más, una proporción que posiciona al país entre los más envejecidos de América Latina y el Caribe.
Este cambio demográfico es resultado de múltiples factores, como la baja natalidad, la alta emigración de jóvenes y un incremento en la esperanza de vida. En 2024, Cuba registró su tasa de natalidad más baja desde la Revolución, con solo 71,000 nacimientos, mientras que la proporción de adultos mayores continuó en aumento.
El envejecimiento tiene impactos directos en la sociedad, ya que en algunas provincias más del 28 % de la población supera los 60 años, como es el caso de Villa Clara y La Habana. Además, cifras oficiales indican que en lugares como Villa Clara hay más de 500 personas mayores por cada 1,000 en edad laboral, lo que refleja la presión económica y social que genera esta transformación demográfica.
Aunque muchas personas mayores en la Isla llevan una vida activa y positiva, otros enfrentan serias dificultades. La mayoría de los ancianos dependen de redes familiares, ya que los servicios sociales y la atención especializada son limitados en comparación con las necesidades reales de esta población.
El sistema de salud cubano ha sido históricamente sólido en términos de esperanza de vida, pero la combinación de envejecimiento acelerado, emigración de profesionales de la salud y restricciones económicas agrava la vulnerabilidad de los ancianos en el país. Esta realidad de una población longeva sin el suficiente apoyo estructural representa uno de los desafíos demográficos más complejos que enfrenta Cuba hoy.
Sin embargo, Chicha encarna otro aspecto de la vejez: la fortaleza humana, la alegría y la capacidad de encontrar significado en cosas simples como bailar, conversar o disfrutar de la compañía de aquellos que la rodean. Su testimonio se ha convertido en un símbolo de optimismo para muchos: “No tengo tristeza de nada”.
