Foto: Cuba Noticias 360
La epidemia de chikungunya en Cuba no es solo una amenaza, sino una realidad ratificada por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP). Lo más alarmante es que los niños son los que están sufriendo el impacto más severo de la situación. Según cifras oficiales, 63 de los 95 pacientes en cuidados intensivos son menores de 18 años, y 16 de ellos se encuentran en estado crítico.
“Presten atención a los niños”, advirtió el doctor Francisco Durán García en la revista informativa Buenos Días. Su advertencia fue explícita: los síntomas progresan con rapidez y los casos graves están surgiendo en edades tempranas. El especialista enfatizó que la situación sigue siendo “muy compleja” y solicitó a las familias no demorar en buscar atención médica ante señales como fiebre prolongada o deshidratación.
El virus ha sido detectado en 14 provincias, 99 municipios y 164 áreas de salud. La cifra total de casos sospechosos ya supera los 31.500, y solo en el último día se reportaron 753 nuevos diagnósticos de chikungunya y 847 de dengue. Durán fue directo: “Estamos en medio de una epidemia de chikungunya”. A diferencia del dengue, que presenta un comportamiento endémico, el chikungunya muestra un incremento constante y preocupante.
Simultáneamente, el índice de infestación del mosquito Aedes aegypti se mantiene en 0,73, un valor considerado de “alto riesgo”. Esta cifra, basada en la cantidad de vectores detectados por área, indica que el entorno sigue siendo propicio para la dispersión del virus. Las provincias con mayores niveles de infestación son Camagüey, Pinar del Río, Sancti Spíritus y Villa Clara.
El país enfrenta esta situación con serias limitaciones en las labores de fumigación. En la jornada anterior, 142 equipos no pudieron operar; 109 de ellos, por falta de personal, y 33 por roturas. Además, en varias provincias, como Mayabeque, Camagüey y Matanzas, no se llevaron a cabo tratamientos adulticidas extradomiciliarios. El MINSAP ha reconocido estos problemas logísticos.
A pesar de la gravedad de la situación, la mayoría de los pacientes sospechosos están recibiendo atención en sus hogares: 5.607 personas están bajo vigilancia en casa, y solo una pequeña parte se encuentra hospitalizada. Esta estrategia responde a la saturación del sistema de salud y a la necesidad de evitar el colapso en las instituciones sanitarias.



