Foto: Archivo CN360
Casi dos semanas después del paso del huracán Melissa, la situación en el oriente cubano ha sido calificada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como una “catástrofe de enorme magnitud”. El ciclón, que impactó como categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, ha dejado un saldo devastador que supera con creces las estimaciones iniciales.
Más de 3,5 millones de personas han resultado damnificadas, según cifras oficiales de la ONU. Las autoridades locales, aunque han conseguido evitar pérdidas humanas, enfrentan una crisis humanitaria abrumadora. “Las instituciones están desbordadas por las necesidades inmediatas y los retos de la recuperación”, reconoció Francisco Pichón, coordinador residente del organismo en Cuba, en declaraciones a la agencia EFE.
El impacto sobre las viviendas y la producción agrícola ha sido especialmente severo. Las cifras actualizadas indican que más de 90.000 hogares resultaron dañados o destruidos, y aproximadamente 100.000 hectáreas de cultivos han quedado inservibles. Esto representa un incremento del 15 % en afectaciones habitacionales y un 22 % más en pérdidas agrícolas respecto a las cifras oficiales publicadas inicialmente por el gobierno cubano.
A pesar del caos, Pichón destacó la capacidad de respuesta inicial del país: más de 735.000 personas fueron evacuadas a tiempo, en lo que calificó como una “movilización enorme”. No obstante, los daños a la infraestructura son generalizados: se cuentan más de 2.000 escuelas afectadas, 600 instalaciones de salud dañadas y severas pérdidas en carreteras, puentes, redes eléctricas, telecomunicaciones, presas y líneas férreas.
Las lluvias dejaron acumulados de hasta 400 milímetros en menos de 72 horas, y los vientos superaron los 200 kilómetros por hora en varias zonas. En medio de una economía marcada por la inflación, la falta de divisas y la escasez estructural de recursos básicos, la emergencia ha intensificado la precariedad: faltan alimentos, medicinas y combustible, mientras se prolongan los apagones y crece la emigración.
Para hacer frente al desastre, el sistema de Naciones Unidas ha presentado un Plan de Acción que busca asistir directamente a un millón de personas en situación crítica. El objetivo es recaudar 74,2 millones de dólares. Hasta la fecha, solo se han asegurado 11 millones, lo que ha llevado a la ONU a reconocer que los fondos disponibles resultan insuficientes frente a la magnitud real del daño.
“Hacemos un llamado urgente a la comunidad internacional para acompañar a Cuba en este momento crítico”, insistió Pichón. Diversos países y organismos multilaterales, entre ellos España, China, India, Venezuela, República Dominicana, Japón, la Unión Europea y la ALBA, ya han enviado ayuda humanitaria, pero la respuesta global aún no corresponde al nivel de necesidad.



