Inundaciones provocan el colapso del Hospital Vladimir Lenin en Holguín.

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Foto: RRSS

El Hospital Provincial Vladimir Ilich Lenin, ubicado en Holguín, uno de los centros médicos más significativos del oriente cubano, fue gravemente afectado por las inundaciones provocadas por el huracán Melissa, según un reportaje de la Televisión Cubana emitido este miércoles.

Las imágenes mostraron salas completamente inundadas, personal médico tratando de evacuar agua con medios improvisados y equipos en riesgo por falta de protección adecuada.

Afuera, el caos era igual o peor: árboles arrancados de raíz, postes eléctricos caídos y un sistema de drenaje urbano incapaz de soportar la intensidad de las lluvias. Dentro del hospital, la ausencia de energía estable y las condiciones inadecuadas para mantener los servicios básicos hicieron que la atención médica se convirtiera en una tarea heroica. El periodista a cargo del reportaje lo resumió en una frase: “La situación es extremadamente peliaguda”.

El huracán Melissa azotó la provincia con vientos sostenidos de hasta 295 kilómetros por hora y lluvias torrenciales que desbordaron ríos y colapsaron los sistemas de evacuación. Holguín fue una de las áreas más afectadas por este fenómeno, junto a Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo. La falta de electricidad complicó la situación, con cortes totales o intermitentes que paralizaron servicios esenciales.

El Hospital Lenin, que ya enfrentaba carencias estructurales, quedó parcialmente inutilizable. La crecida del agua alcanzó varias salas y áreas comunes. Equipos médicos vitales fueron cubiertos con plásticos o trasladados a zonas elevadas, mientras que los generadores apenas lograban mantener encendidos los servicios más críticos. “Ha sido un golpe durísimo. No hay luz, no hay agua y los generadores apenas aguantan. Estamos haciendo lo que podemos”, confió un trabajador sanitario bajo condición de anonimato.

Además de la infraestructura médica, el impacto de Melissa se sintió en barrios enteros que quedaron bajo el agua. En muchos casos, los residentes no pudieron evacuar a tiempo. El colapso del drenaje y la magnitud de las precipitaciones convirtieron calles en ríos y patios en estanques. Las telecomunicaciones siguen fallando y el acceso a zonas rurales permanece limitado por caminos intransitables.

El daño no solo es visible en las estructuras físicas. La combinación de precariedad previa y desastre natural ha llevado al límite a un sistema de salud ya debilitado por años de falta de recursos. El Hospital Lenin, símbolo de la atención médica en el oriente del país, se convierte ahora en reflejo del colapso institucional que amenaza con intensificarse si no llega ayuda inmediata.

Con hospitales inundados, viviendas destruidas y comunicaciones interrumpidas, Melissa no solo dejó daños materiales. Expoió una crisis estructural que, esta vez, ni la improvisación ni el esfuerzo humano logran contener plenamente.

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