Foto: RRSS
Texto: Fede Gayardo
La comunidad artística cubana está profundamente afectada por el fallecimiento de Hermes Ramírez Silva, un reconocido músico y director de la Steel Band de El Cobre, quien partió a los 62 años debido a un accidente cerebrovascular.
El periodista Cuscó Tarradell confirmó la triste noticia tras conversar con Yailien Ramírez Montero, la hija del artista.
“La cultura cubana se despide con un notable dolor de Hermes Ramírez Silva, director de la Steel Band de El Cobre, quien falleció este jueves a las 5:30 a.m. en el hospital Ambrosio Grillo, a los 62 años, a causa de un accidente cerebrovascular derivado de hipertensión arterial”, expresó Tarradell en su cuenta de Facebook.
Hermes Ramírez deja una marca indeleble en la música cubana. Como bajista, director y arreglista, fue un creador incansable que dedicó más de 30 años a elevar el sonido de los tambores metálicos como un símbolo de orgullo cultural.
Fundó y piloteó la Steel Band de El Cobre, agrupación que llevó la sonoridad caribeña de los steel drums desde las calles de Santiago de Cuba hasta escenarios internacionales.
Su carrera inició en el Movimiento de Artistas Aficionados, desde donde pasó a liderar agrupaciones emblemáticas como la Steel Band Caribe y la Orquesta Chepín-Chovén.
Bajo su dirección, la Steel Band de El Cobre se consolidó como la más antigua y prestigiosa de Cuba, establecida en 1987 gracias a una iniciativa del intelectual Joel James Figarola, quien facilitó la llegada de los primeros tambores desde Trinidad y Tobago.
Con su contagioso entusiasmo y su capacidad innovadora, Hermes transformó la Steel Band en un referente sonoro de la región oriental. “La Steel Band le da renombre al Cobre, porque ya no solo se habla de la iglesia, la mina o el cimarrón, también se habla de la Steel Band”, solía recordar el músico en entrevistas pasadas.
El velorio del artista se lleva a cabo en la Casa de los Combatientes de El Cobre, donde familiares, colegas, vecinos y admiradores se unen para rendir homenaje al maestro que convirtió el acero en melodía.
Su esposa Gisela Montero y sus tres hijos lo despiden junto a una “familia musical” que, durante más de 30 años, compartió con él escenarios, ensayos y giras. El homenaje final tendrá lugar entre los tambores que definieron su vida, símbolo de un arte que logró fusionar la fuerza del Caribe con la sensibilidad cubana.
Más allá de su virtuosismo como músico, Hermes Ramírez fue un educador apasionado. Trabajó con niños y jóvenes del oriente del país, a quienes enseñó a tocar, sentir y respetar los tambores de acero, asegurando así la continuidad de una tradición que hoy forma parte de la identidad cultural de Santiago de Cuba.
Su nombre aparece en producciones como “Pailas para Bailar”, un testimonio de su creatividad y energía. Su música ha estado presente en celebraciones emblemáticas como la Fiesta del Fuego, y su Steel Band tuvo la oportunidad de tocar ante el Papa Benedicto XVI, jefes de Estado y visitantes de todo el mundo.
El fallecimiento de Hermes Ramírez Silva deja un profundo vacío en la música popular cubana, pero también un legado de ritmo, alegría y compromiso cultural. Su vida fue un canto al trabajo colectivo y al poder del arte para unir comunidades.
Hoy, los ecos de sus tambores seguirán resonando en El Cobre, en Santiago y más allá de la Isla. Porque, como dicen sus compañeros de banda, cada compás llevará su nombre y su memoria.


