Damnificados por el huracán Melissa denuncian cargos por productos recibidos como donaciones.

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Foto: RRSS

Las denuncias sobre la comercialización de artículos destinados a donaciones para las comunidades afectadas por el huracán Melissa han reavivado el descontento en el oriente cubano, donde familias que lo han perdido todo se enfrentan a precios que no pueden afrontar por productos que debieron ser distribuidos de forma gratuita.

El periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada publicó un testimonio con imágenes en su perfil de Facebook que afirma que módulos de ayuda humanitaria se están vendiendo a 3 mil pesos en Santiago de Cuba, una práctica que va en contra del propósito con el que esos recursos, enviados por donantes extranjeros, llegaron al país.

En las fotografías compartidas por Mayeta se puede observar uno de los paquetes dentro de bolsas que llevan el sello de la Embajada de la República Dominicana, lo que evidencia su carácter de donación y subraya la gravedad de la denuncia realizada por el reportero.

Mayeta recordó que estos módulos llegan pagados del extranjero con un fin humanitario y advirtió que los donantes no envían recursos para que se conviertan en negocio, una observación que coincide con las quejas repetidas de familias que aseguran no recibir la ayuda que les corresponde.

La denuncia ocurre en un contexto donde Santiago de Cuba sigue sufriendo las consecuencias del huracán Melissa y enfrenta escasez de alimentos, apagones prolongados, colapso sanitario y dificultades extremas para acceder al agua, una combinación que convierte cualquier módulo de donación en un recurso vital para cientos de familias.

En medio de esta situación, también han surgido reportes desde la provincia de Granma que indican que las autoridades de Río Cauto vendieron agua a 40 pesos por núcleo familiar, según publicó en Facebook el funcionario José Manuel Rodríguez Valdivia, quien difundió la justificación oficial de que el agua pertenece a la reserva estatal y no es una donación.

Rodríguez Valdivia también informó que se están comercializando colchones para damnificados a un precio de cuatrocientos cincuenta y seis pesos en aquellos casos donde no provienen de donaciones, una medida que ha generado descontento entre los habitantes de la zona, que afirman haberlo perdido todo y cuestionaron la existencia de cobros incluso en medio del desastre.

El malestar se intensificó cuando se difundieron aclaraciones oficiales que intentaron justificar los precios por razones logísticas y por la supuesta solvencia de algunos damnificados, una explicación que muchos usuarios rechazaron, considerando que nadie que ha visto su vivienda destruida está en condiciones de pagar por lo esencial.

Mientras estas situaciones se desarrollan en las áreas devastadas, la Presidencia de Cuba divulgó imágenes de Miguel Díaz Canel durante una visita a comunidades afectadas en Guantánamo, donde se le observa rodeado de aplausos y consignas, una puesta en escena que ha suscitado críticas de ciudadanos que opinan que el recorrido no ha traído soluciones reales.

El propio informe oficial del gobierno reconoce que en Guantánamo hay más de quince mil viviendas dañadas y que solo una pequeña parte ha sido recuperada, además de que persisten cortes eléctricos, problemas de agua y brotes de enfermedades que continúan expandiéndose por las zonas montañosas.

En Santiago de Cuba, las afectaciones son mayores y superan las noventa y cinco mil viviendas dañadas, con servicios eléctricos aún lejos de la normalidad y con municipios enteros sumidos en la incertidumbre y sin recursos para reconstruir lo que se ha perdido.

El contraste entre la comercialización de bienes esenciales, las consignas oficiales y la gravedad de la catástrofe ha fortalecido la percepción de abandono entre los damnificados, quienes dependen casi exclusivamente de la solidaridad ciudadana para sobrevivir en medio de una emergencia humanitaria que sigue empeorando en todo el oriente cubano.

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