Cuba en la trayectoria de ciclones: 10 huracanes que dejaron huella en la Isla

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Fotos: RL Hevia

Cuba ha aprendido a lo largo de su historia a mirar al cielo con una mezcla de respeto y temor. Pocas geografías en el Caribe han enfrentado con tanta frecuencia la furia de los huracanes. Estos fenómenos naturales, capaces de desatar vientos superiores a los 250 km/h y marejadas que engullen pueblos enteros, han dejado huellas en generaciones enteras. Cada ciclón trae consigo no solo ruinas materiales, sino también relatos de resistencia, pérdidas y renacimiento.

El archipiélago, al estar ubicado entre el Golfo de México, el Mar Caribe y el Atlántico, se encuentra en el corredor más activo de huracanes del hemisferio occidental. Desde inicios del siglo XX, ha recibido decenas de tormentas, muchas de las cuales dejaron un impacto devastador.

Las estadísticas son elocuentes: Cuba ha sufrido más de 80 impactos directos de ciclones tropicales. Sin embargo, detrás de cada número hay rostros, nombres y recuerdos. Los huracanes en Cuba no son simplemente eventos meteorológicos; son episodios que transforman la vida cotidiana.

Han destruido cosechas, paralizado economías locales, interrumpido el curso escolar y obligado a familias enteras a comenzar de nuevo. A pesar de ello, también han fomentado una admiración cultura de prevención y una capacidad de organización comunitaria que distingue a la Isla en momentos de crisis.

El impacto de estos fenómenos va más allá de las cifras. En muchas comunidades costeras, los relatos sobre los grandes huracanes se transmiten como parte de la identidad local. Abuelos que aún recuerdan el mar invadiendo las calles, niños que crecen jugando a “prepararse para el ciclón” y comunidades que saben, por experiencia, que la solidaridad puede ser su mejor herramienta contra la desolación.

Hoy en día, cuando la crisis climática amenaza con generar tormentas más frecuentes e intensas, la memoria de esos huracanes se convierte en una advertencia y una guía. La historia de Cuba está escrita también con viento y agua: una crónica que cada generación ha aprendido a vivir, enseñándose que sobrevivir a un ciclón no es solo cuestión de suerte, sino de preparación, unidad y esperanza.

A continuación, ofrecemos un recorrido por diez de los huracanes más potentes que han golpeado la Isla, seleccionados por su impacto meteorológico y humano.

1- Huracán de 1924 (Huracán Diez del Atlántico)

Este huracán, que tocó Cuba en el extremo occidental, es uno de los primeros de gran magnitud de los que se tiene registro. Se estima que alcanzó categoría 5, devastando dos pueblos completos y causando unas 90 muertes. Aunque la documentación de la época es limitada, el evento marcó un hito en los esquemas de evacuación y alerta en el país, creando conciencia sobre la necesidad de prepararse para tormentas mayores.

2- Huracán de Santa Cruz del Sur, 1932

Para muchos, esta fue la mayor tragedia natural que ha sufrido Cuba. En noviembre de 1932, esta tormenta de categoría 5 llegó de manera imprevista, arrasando la ciudad de Santa Cruz del Sur mediante una marejada ciclónica que alcanzó los siete metros. Más de 3,000 personas perdieron la vida y gran parte de la localidad fue prácticamente borrada del mapa. Este desastre se convirtió en una referencia crucial para el estudio del riesgo climático en la isla.

3- Huracán Flora, 1963

Flora fue un monstruo meteorológico que se mantuvo estacionado sobre el oriente de Cuba por horas. Allí, se registraron lluvias de hasta 2,550 mm en Santiago de Cuba, generando inundaciones históricas, erosión costera y graves daños en infraestructura. En Cuba se estimaron unas 1,750 muertes y pérdidas que superaron los 500 millones de dólares de la época. Es considerado el ciclón tropical más húmedo que ha afectado a Cuba.

4- Huracán Kate, 1985

Aunque “solo” alcanzó categoría 2 al ingresar a Cuba, Kate afectó gravemente a siete provincias del centro y occidente del país. Su paso sirvió como advertencia sobre cómo sistemas de menos intensidad pueden causar efectos generalizados en viviendas, agricultura y servicios básicos. Destacó la necesidad de modernizar infraestructuras y reforzar cultivos vulnerables.

5- Huracán Georges, 1998

Georges tocó Cuba con categoría 2, pero su fuerza radicó en las inundaciones costeras y fluviales en el oriente del país. Muchas viviendas quedaron inhabitables y la agricultura sufrió pérdidas significativas, especialmente en áreas rurales aisladas. Este huracán evidenció que no solo la intensidad del viento importa; también la duración y el agua acumulada pueden resultar igualmente destructivas.

6- Huracán Michelle, 2001

Con categoría 4, Michelle dejó su huella principalmente en el centro y occidente de Cuba, causando enormes daños en viviendas, redes de telecomunicaciones y el sector turístico. Aunque la cifra de muertos fue relativamente baja (cinco), los efectos económicos fueron severos: cortes prolongados de electricidad, destrucción de estructuras y pérdidas agrícolas.

7- Huracán Charley, 2004

Charley impactó Cuba con categoría 3, dejando entre 20 y 35 fallecidos (según diversas fuentes) y destruyendo más de 40,000 viviendas, siendo la provincia de La Habana una de las más afectadas. Fue un recordatorio de cómo las zonas densamente pobladas pueden quedar muy expuestas a tornados secundarios, caída de árboles y techos arrasados.

8- Huracán Dennis, 2005

Este huracán de categoría 4 cruzó Cuba de sur a norte, provocando 16 muertes y pérdidas evaluadas en miles de millones de dólares. Uno de los aspectos simbólicos de Dennis fue la interconexión entre la destrucción de viviendas, la caída de redes eléctricas y la interrupción de servicios esenciales como el agua potable y los hospitales, generando una crisis multisectorial.

9- Gustav e Ike, 2008

Este binomio de tormentas es considerado por muchos como uno de los golpes más devastadores recientes a Cuba. Gustav tocó tierra como categoría 5 en Pinar del Río, mientras que días después Ike, como categoría 4, atravesó casi toda la Isla. Las cifras son contundentes: más de 444,000 viviendas afectadas, con más de 63,000 colapsadas, pérdidas agrícolas masivas, destrucción de infraestructura eléctrica y daños que supuestamente superan los 5,000 millones de dólares. Ike, por su parte, dañó más de 300,000 hogares y forzó la evacuación de más de 2.6 millones de personas, cerca del 23% de la población cubana en ese momento.

10- Huracán Melissa, 2025

No se puede dejar de mencionar el más reciente: Melissa. Aunque los datos aún están en proceso de consolidación, el ciclón de categoría 5 causó importantes daños en las provincias orientales de Cuba, miles de evacuados y rutas aisladas. Su paso vuelve a plantear la pregunta sobre la capacidad de la Isla para responder ante fenómenos que combinan una intensidad creciente y los efectos acumulativos del cambio climático.

Aunque la Defensa Civil cubana ha sido reconocida internacionalmente por su organización ante los ciclones, la realidad posterior a cada huracán revela grietas más profundas. La rapidez para evacuar y salvar vidas en el pasado contrasta con la lentitud actual en la reconstrucción, la escasez de materiales y la falta de transparencia en la distribución de recursos.

Cada temporada ciclónica expone las carencias estructurales del país, mostrando viviendas precarias que no resisten fuertes ráfagas, redes eléctricas envejecidas y comunidades que quedan meses, a veces años, esperando ayuda. En medio de la crisis económica actual, muchos cubanos sienten que el verdadero desastre comienza cuando el viento cesa y la promesa de recuperación se opaca entre burocracia, improvisación y el silencio de un gobierno que parece cada vez menos preparado para reconstruir tras la tormenta.

Cada huracán que atraviesa Cuba no solo destruye casas, sino que interrumpe vidas, paraliza la cotidianidad y desafía la capacidad de recuperación de toda una nación. La historia de estos ciclones va más allá de una simple catalogación de vientos y nombres; es una crónica de supervivencia, solidaridad y reconstrucción.

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