Foto: RL Hevia
Texto: Fede Gayardo
Dos conductores de camiones cisterna que distribuían agua potable en Bayamo han sido detenidos por la policía, tras ser acusados de vender el recurso natural de manera ilegal, según reportó el Consejo de Defensa Provincial (CDP) de Granma.
Según el comunicado oficial publicado en el perfil de Facebook de la emisora CMKX Radio Bayamo, ambos choferes se encuentran en proceso de investigación mientras se clarifican las circunstancias del incidente.
No obstante, el caso ha generado críticas y denuncias en redes sociales, donde los vecinos aseguran que los abusos en la venta de agua son frecuentes y se deben a la falta de una solución estatal adecuada tras el paso del huracán Melissa.
“Los bayameses se ven obligados a adquirir agua porque no tienen otra opción”, expresó una residente local. Antes del ciclón, llenar un tanque de 55 galones costaba aproximadamente 800 pesos cubanos (CUP), pero este precio ha escalado hasta los 1.500 CUP, según diversos testimonios.
El medio mencionado anticipó que en las próximas 24 horas se llevará a cabo una revisión exhaustiva de todas las irregularidades en la distribución del agua, con el fin de restablecer el servicio y prevenir la especulación.
Asimismo, se están considerando medidas para mejorar la cobertura de agua potable en los barrios más afectados de la capital provincial y en los municipios aledaños.
Sin embargo, la respuesta oficial no ha tranquilizado los ánimos. Otro usuario comentó que “lo que se necesita es asignar otro chofer y continuar con el abastecimiento de agua”, sugiriendo que las detenciones no deberían interrumpir la entrega del líquido a la población.
La escasez de agua se ve agravada por el silencio oficial sobre las verdaderas causas de la crisis. “Nadie explica nada”, protestó una internauta en la publicación del CDP, demandando transparencia en los planes de recuperación.
El huracán Melissa, que impactó el oriente cubano hace más de dos semanas, dejó un rastro de destrucción: graves daños en los sistemas eléctricos, agrícolas y de agua, con más de 50.000 hectáreas de cultivos afectadas, carreteras devastadas e inundaciones extensas.



