Serie Nacional detenida y Juego de las Estrellas suspendido debido al huracán Melissa.

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Foto: RL Hevia

La inminente llegada del huracán Melissa ha obligado a paralizar la Serie Nacional de Béisbol, dejando en suspenso no solo los partidos programados entre el 28 y el 30 de octubre, sino también el desarrollo de un campeonato que comenzaba a encontrar su ritmo.

La Comisión Nacional ha confirmado la suspensión de todas las actividades debido a los pronósticos meteorológicos, una medida necesaria pero preocupante que frena el dinamismo competitivo del país.

El director de la Serie, Carlos Martín, comentó a JIT que el torneo se reanudará cuando las condiciones lo permitan, una afirmación que en este momento suena más como un deseo que como una certeza.

El ciclón se aproxima con fuerza a provincias clave en el calendario, planteando la duda sobre la realización del Juego de las Estrellas, programado en Holguín para el fin de semana del 1 y 2 de noviembre, un evento que podría convertirse en la primera víctima del mal tiempo.

Este parón se produce en un momento crítico del torneo, cuando Matanzas lidera con 26 triunfos y 14 derrotas, aunque ha mostrado señales de agotamiento en sus últimas actuaciones, tras caer 2-3 en la subserie frente al sotanero Isla de Juventud (9-30).

Los Cocodrilos se mantienen gracias a una sólida defensa (.980) y un pitcheo con 3.92 de efectividad, aunque las ausencias se sienten más cada semana, y el descanso forzado podría perturbar un equilibrio que les ha costado construir, según destaca el periodista Boris Luis Cabrera.

Holguín, a medio juego de la cima, vive una historia de resurrección con un promedio ofensivo de .318 y un Michel Cabrera que lidera la liga en triunfos y se acerca al liderato de rescates, mientras su afición teme que el huracán también afecte el sueño de un clásico estelar en su propio terreno.

Las Tunas, mostrando siempre paciencia, vuelve a crecer hacia el final, con un promedio de .312 y ocho rescates de Alberto Pablo Civil, una fórmula de consistencia que podría verse truncada por un calendario incierto.

Industriales se mantiene en la parte alta, respaldado por el cuerpo de lanzadores más ponchador del campeonato, aunque sus problemas físicos y logísticos podrían intensificarse si el calendario se comprime tras la pausa.

Santiago de Cuba, en cambio, atraviesa un bache que el huracán podría profundizar. Su pitcheo, el más débil del campeonato con 6.76 carreras limpias, se resiente justo cuando pierde figuras clave por contratos en el exterior.

Artemisa y Mayabeque se sostienen firmes desde el anonimato con efectividades de 3.73 y 3.64, demostrando que aún hay espacio para el béisbol controlado en una liga dominada por la ofensiva.

El torneo promedia .285 al bate y 5.06 carreras limpias por juego, cifras que reflejan el desbalance entre el ataque y la defensa en una Serie marcada por sanciones, controversias y carencias estructurales.

Así, el huracán Melissa no solo amenaza estadios y ciudades, sino también la continuidad de una competición que, entre interrupciones y desajustes, lucha por conservar su esencia.

Cuando el viento calme, quedará la interrogante de si la pelota cubana podrá retomar su ritmo sin perder otra parte de sí misma bajo la lluvia.

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