Foto: onlines.srl | Instagram
Texto: Fede Gayardo
Un pequeño emprendimiento conocido como Olinés ha logrado atraer la atención en redes sociales gracias a su ingenio y capacidad de producción. Desde su planta, este grupo de emprendedores produce extrusos de maíz bajo la marca Pikilín, popularmente conocidos como “pellys”, utilizando maquinarias diseñadas y fabricadas por ellos mismos.
El proyecto fue dado a conocer a través de un video en Instagram, donde la creadora de contenido “aprendedora” visitó la fábrica y documentó el proceso de cómo un equipo de 20 trabajadores transforma el maíz en un snack que, según su descripción, “tiene calidad de primer mundo”.
El proceso productivo comienza con el trillado y limpieza del grano, seguido por una etapa en la que una máquina, también desarrollada por el propio equipo, elimina el germen y la cáscara, evitando que el producto final conserve el fuerte sabor del maíz natural. De esta molienda se obtiene la sémola que sirve de base para el Pikilín.
La pieza central del sistema, una máquina de extrusión diseñada por el fundador de la empresa, es responsable de inflar el maíz y proporcionarle su textura característica. A partir de ahí, se añade una mezcla de condimentos, una fórmula artesanal que combina ingredientes como tomate, ajo, picante, cebolla, mantequilla, chorizo, queso o jamón. La proporción exacta es, según afirman, un “secreto de la casa”.
A pesar de los apagones y la falta de insumos, Olinés ha logrado mantenerse operativa gracias a la instalación de un generador eléctrico propio. Además de los “pellys”, el taller también produce harina, maicena criolla y pienso, diversificando su oferta y maximizando el uso de cada recurso.
En el video publicado en la red social, los trabajadores resaltan que perfeccionar cada fase del proceso ha sido el resultado de años de experimentación, ensayo y mejora continua. La empresa incluso cuenta con dos tipos de envase, uno más económico y otro de mayor calidad, para ofrecer una presentación más competitiva en el mercado.
En la actualidad, más de 9,000 Mipymes privadas operan en la Isla, contribuyendo alrededor del 30 % de los empleos formales y abarcando nichos donde las empresas estatales han quedado rezagadas.
No obstante, el progreso de este sector continúa enfrentando reticencias políticas. Altos dirigentes cubanos han calificado a los emprendedores como un “mal necesario”, tolerado ante la crisis productiva, pero aún bajo vigilancia y restricciones.