El actor cubano Luis Alberto García cuestiona los desfiles y actos públicos en Cuba.

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Texto: Hugo León

Foto: RRSS

El aclamado actor cubano Luis Alberto García ha vuelto a alzar su voz crítica frente a las prioridades del Gobierno cubano, cuestionando públicamente la realización de marchas, tribunas y actos políticos en medio de la severa crisis económica, sanitaria y social que enfrenta la isla.

En una publicación en sus redes sociales, García enfatizó que, mientras el país atraviesa una “policrisis nacional” marcada por apagones prolongados, brotes de arbovirus y escasez de medicinas, las autoridades continúan organizando movilizaciones ideológicas.

“Gaza y Caracas no deberían tener prioridad sobre Matanzas y Cárdenas”, escribió el actor, aludiendo a los actos de solidaridad con Venezuela y Palestina que se realizan en La Habana.

Este comentario se produjo tras la convocatoria de una “Tribuna de Solidaridad con Venezuela” frente al monumento de Simón Bolívar, en la Avenida de los Presidentes, en un momento en que los hospitales cubanos están lidiando con un aumento de casos de dengue, chikungunya y fiebre Oropouche.

García también expresó su descontento con el carácter obligatorio o coercitivo que suelen tener estas convocatorias. Según él, las tribunas actuales “ya no son como las de antes, cuando se asistía con entusiasmo”, sino que son eventos donde muchos participan por temor a represalias laborales o políticas.

El actor, una de las figuras más queridas del cine cubano, subrayó que la solidaridad internacional no debe sustituir la responsabilidad interna: “Este archipiélago también es mío. Lo que sucede en nuestras calles, hospitales y barrios debería ser la prioridad”.

Sus declaraciones, ampliamente difundidas en redes sociales, han generado reacciones mixtas. Varios usuarios y artistas lo han apoyado por expresar un sentimiento generalizado de frustración, mientras que otros lo critican por “no ofrecer soluciones”.

García respondió que su responsabilidad como ciudadano es no permanecer en silencio ante la indiferencia y el desgaste moral.

En medio de la crisis sanitaria y económica, los cuestionamientos del actor reflejan un creciente descontento social ante la disparidad entre los actos de propaganda y las carencias cotidianas.

Su mensaje no solo denuncia una gestión de prioridades inadecuada, sino también la falta de atención a una ciudadanía cada vez más cansada y sin esperanzas.

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