Joven cubano pierde la vida en un enfrentamiento familiar en Cabaiguán.

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Foto: Revolico Cabaiguán / Facebook

La violencia en Cuba sigue en aumento y los episodios que parecen sacados de una telenovela se vuelven cada vez más comunes. En el municipio de Cabaiguán, en la provincia de Sancti Spíritus, un joven llamado Yasiel Reyes perdió la vida tras ser alcanzado por un disparo de escopeta en medio de lo que se presume fue una disputa familiar.

Este suceso ha dejado atónitos a los residentes de la zona, quienes aún no pueden creer el trágico desenlace de la vida de un joven descrito como un buen padre, buen hijo y apreciado por su entorno. La noticia se difundió a través de una publicación en el perfil de Facebook Revolico Cabaiguán, compartida por la usuaria Arlet Hernández, en la que amigos y familiares expresaron su pesar por la tragedia y denunciaron que la discusión se centró en la propiedad de unas tierras y problemas económicos.

A pesar de que no hay confirmaciones oficiales, las versiones más divulgadas en redes sociales indican que el presunto autor del homicidio sería un tío de la víctima. El silencio de las autoridades ha incrementado la inquietud en la comunidad, que exige respuestas y justicia. La falta de información oficial contrasta con la rapidez con la que circulan los testimonios digitales de allegados y vecinos.

Este caso ilustra un patrón que preocupa cada vez más a los cubanos. A pesar de que la posesión de armas está prohibida para civiles, la violencia armada se presenta con frecuencia en diversas provincias. Lo que antes eran desacuerdos entre conocidos o conflictos familiares, hoy se transforma en tragedias que sumergen a las comunidades en el miedo y la desconfianza.

El crimen ocurrido en Cabaiguán se suma a una serie de hechos violentos que en los últimos meses han marcado la cotidianidad de la Isla. Frases compartidas por los internautas, como “ya en Cuba no se discute, se mata”, reflejan un sentimiento colectivo que observa con alarma la metamorfosis de los conflictos en actos fatales.

Para muchos ciudadanos, este tipo de tragedias son indicios de un profundo deterioro social. Los relatos de sangre y armas irrumpen en la vida diaria como si fueran escenas de ficción, pero el sufrimiento de las familias demuestra que la violencia no es parte de un guion televisivo, sino una dura realidad que golpea con fuerza. En Cabaiguán queda el vacío de un joven y el temor de que mañana la historia se repita en otro hogar cubano.

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