Fotos: Cortesía del entrevistado
Texto: Michel Hernández
Elsten Torres dejó Cuba cuando solo tenía 18 meses. Viajaba con su madre y su hermano de 5 años hacia Nueva York, dejando atrás a su padre, encarcelado por motivos políticos.
En Nueva York, se formó como músico y forjó una exitosa carrera que lo llevó a relacionarse con diversas bandas de la escena alternativa de los años 90 a través de su grupo Fulano de Tal.
Residente en Miami desde hace años, Elsten sigue considerándose cubano por encima de cualquier otra identificación. Lo dice sin titubear. “Cuando me preguntan de dónde soy, siempre respondo que cubano. Luego aclaro que soy un cubano de Nueva York, pero Cuba siempre está primero”, comenta a este periodista mientras disfruta de un café en una cafetería en Madrid.
Elsten, que ha heredado de Cuba solo la sangre de su familia y algún álbum de fotos, siempre ha sentido la fuerza de sus raíces.
El vocalista y compositor, nacido en La Habana en 1965, ha lanzado discos como “Acoustic Hits”, “Al final del amor”, “Nocturno”, y ha logrado varios éxitos en la lista de la música estadounidense.
En su regreso a la capital española, repasó su prolífica carrera en dos conciertos que reafirmaron su conexión cultural con esta ciudad, donde ha actuado en varias ocasiones. En uno de sus shows, contó con la invitación de la bajista cubana Grettel Roldán, quien se ha establecido en Madrid hace dos años y anteriormente formó parte de la banda del vocalista de rock Javier Valdés, radicado en Bilbao.
“Yo nací en La Habana, pero mi familia es de Puerto Padre, en Las Tunas. Salí de Cuba con mi madre y mi tío vivía en Nueva York. Mi papá estaba detenido en Cuba como preso político y no pudo salir. Él estuvo en prisión durante doce años.
Nos criamos en Washington Hill, que en la actualidad es una gran comunidad de dominicanos. En Nueva York, me convertí en músico y di los primeros pasos de mi carrera. Mi padre estaba en prisión cuando yo nací. Fue policía militar de Fidel, pero luego se opuso a su gobierno y lo encarcelaron. Eso sucedió a principios de la Revolución, cuando él no estaba de acuerdo con el rumbo de su país. Posteriormente, logró salir por el Mariel y fue uno de los que se metieron en la Embajada de Perú. Lo mandaron a Pensilvania, donde había un campamento para cubanos. Solo conocía a mi padre a través de fotos. Fui con mi abuela y su hermano y lo conocí personalmente en ese lugar. Nunca tuvimos una relación cercana, pero a lo largo de mi vida logré conocerlo un poco mejor.
Después, fue encarcelado en Miami por asuntos ilegales. En prisión encontró su fe en Cristo y se convirtió en pastor de su iglesia”, dice el cantante cubanoamericano.
A pesar de tu difícil historia familiar, no se percibe rencor en tu obra. ¿Cómo has gestionado esa división familiar por razones políticas?
“Nunca he sentido odio hacia el gobierno de Castro porque no lo viví en carne propia. Mi familia tenía mucha tristeza por dejar su país y a sus seres queridos. Sin embargo, he sentido una profunda añoranza. Mi hermano y yo siempre nos preguntábamos cómo habría sido nuestra vida si mi mamá no hubiera tenido el valor de salir de Cuba.
Todas mis canciones reflejan esa nostalgia. “Bendita Cuba” es una canción que dediqué a mi madre antes de que falleciera. Ella padecía demencia y no la entendió completamente, pero me alegró mucho que pudiera escucharla. Mi hermano guarda muchos recuerdos de Cuba a pesar de haber salido a los 5 años.
¿Cuándo descubriste que querías hacer de la música un proyecto profesional?
“Permanecí en Nueva York y me enamoré de Los Beatles, Elvis y Bob Marley. En mi casa siempre se escuchaba música cubana. Además, mi tío también era cantautor y desarrolló su carrera en Cuba como cantante de música mexicana. Era conocido como el Charro Alegre y grabó dos discos.
En Nueva York, tomé clases de guitarra y voz, y me fui desarrollando. No sabía cómo lograría ser músico, pero era lo que quería. Mi carrera comenzó allí. A los 18 años, me uní a otro cubano músico y formamos un dúo, terminando en México como parte de una gira. Simultáneamente, trabajaba para cubrir mis gastos. Ganaba bien, pero no era mi verdadera pasión. Siempre regresaba a la música, agotado cada día.
Luego empecé a dedicarle más tiempo a la música. En 1994, me mudé a Miami y conocí a dos productores, Rodolfo Castillo y Gustavo Menéndez, que estaban comenzando una casa discográfica. Fui el primer artista que firmaron. Lanzamos una canción llamada “Revolution”, que criticaba la situación en Cuba durante la crisis de los balseros. La publiqué bajo el nombre de mi banda Fulano de Tal. Tuve buena acogida porque, evidentemente, la comunidad cubana es bastante grande.
Así comenzó Fulano de Tal, realizando varias giras. Yo era el cantante y compositor. El grupo duró 5 años, y dos de sus integrantes luego se unieron a Shakira. Hasta el día de hoy, uno sigue con ella, el baterista. Después de la disolución de la banda, comencé a componer para otros artistas y fortalecí mi carrera en solitario. Como compositor, también he tenido éxito comercial. Luis Fonsi, Obie Bermúdez, Alejandra Guzmán y David Bisbal han grabado mis canciones.
La prensa especializada te ligó al apogeo del rock alternativo en los años 90 en Estados Unidos. ¿Cómo describirías ese vínculo?
“Tocábamos mucho en los clubes de Miami. Luego, las disqueras comenzaron a vernos en vivo. El resultado fue que creamos un sonido bastante diferenciado. Yo era la cabeza del grupo, un cubanoamericano criado en Nueva York cantando rock estadounidense, una mezcla muy interesante.
Destacamos en esa escena por nuestra particularidad de cantar algunas canciones en español. “Yo soy gringo” fue muy popular, al igual que “Cristina María”, donde se evidencian mis influencias. Por eso fuimos parte de ese movimiento. Tocamos con Café Tacuba, Aterciopelados, Puya, y muchas bandas latinas grandes de ese período.
Me considero un cantautor ecléctico. Mi banda fue la primera en español que firmó con disqueras importantes en Estados Unidos. Al haber crecido en Nueva York, para mí todo era música. Me encantaban Paul Simon, Silvio Rodríguez y el heavy metal. Me han sugerido que mi carrera podría despegar más si me dedico a un solo género, pero tengo muchas influencias y, en esencia, soy un chico cubano criado en Nueva York. Admiro a artistas diversos como David Bowie.”
¿En qué etapa de tu carrera recibiste las dos nominaciones a los Premios Grammy?
“Durante un tiempo en Miami, me buscaban para varios proyectos debido a que sabían que mi música era diferente, muy ecléctica. No era un compositor típico del pop. Trabajé con Ricky Martin porque él buscaba algo distinto en aquel momento. Poco a poco, fui encontrando mi lugar como compositor en Miami. Aunque cuando me llamaban para escribir canciones para Laura Pausini no me salían bien, esos temas más personales sí lograban buenos resultados. Buscaba esa honestidad en cada obra y disco.
La nominación llegó con un disco individual que grabé cuando ya era solista, aunque lo lancé bajo el nombre de mi banda Fulano de Tal. El disco fue completamente independiente. Recuerdo que estaba sentado en un avión rumbo a Nueva York con mi exesposa cuando me avisaron sobre la nominación. Habíamos tenido una discusión y sonó el teléfono; ella me dijo que no contestara. Al otro lado estaba mi manager informándome que estaba nominado, y ella por fortuna se alegró mucho. La primera nominación fue como canción del año, y la grabó Obie Bermúdez. Fue un momento muy bonito y la canción se volvió bastante popular.”
¿Qué sonido caracteriza tu nuevo álbum “Vice versa”?
“Con mi nuevo álbum busco hacer algo de reggae con la influencia cubana que me define. El disco, que lanzaré en agosto, tiende más hacia el reggae, porque soy un gran fan de Peter Tosh y Bob Marley. Con cada álbum, quiero evolucionar como lo hicieron Los Beatles, que son mi mayor influencia.”
¿Cómo logras componer en tu mente toda esa geografía tan diversa que son tus influencias?
“Como compositor, siempre digo que tengo dos Elsten en la cabeza. Cuando deseo escribir algo más latino, más cubano, pienso en Puerto Padre, en La Habana, en mi madre, en mi padre y en lo que vivieron; cuando quiero escribir algo más estadounidense, me sumerjo en Nueva York. Se trata de expresar lo que siento cada día.
Me siento afortunado de haber crecido en esta época y de contar con personas que han visto el potencial de mi trabajo musical. Mi influencia cubana es siempre muy fuerte. La música cubana es hermosa e importante en el mundo. Cuba es un país lleno de músicos talentosos.”
¿Has considerado regresar a Cuba?
“Me encantaría. Sería un sueño tocar para los cubanos, especialmente con mis canciones cubanas. Miami es una ciudad fascinante. Ha sido crucial para mi carrera. Cuando empecé, había muchos clubes y mucha música. Hoy en día, hay pocos lugares para presentar música en vivo, como ocurre en Madrid o Nueva York. Tengo un gran aprecio por Miami, ya que me ha apoyado mucho en mi carrera. Y si logro ir a Cuba a tocar, sería un evento trascendental para mi trayectoria.”
Reiteras que te consideras cubano a pesar de haber salido de Cuba muy joven.
“Cuando me preguntan de dónde soy, siempre digo que soy cubano. Porque me siento cubano. Siempre llevo un pedazo de Cuba en lo que hago musicalmente. Adoro la comida cubana. Crecí con una madre y una tía muy cubanas, y tengo tres sobrinos. Mi hermano es bombero en Miami. Me encanta la música de Carlos Varela, Buena Fe, Silvio, que es un genio, Pablo. También creo que la música de Roberto Perdomo y de Tesis de Menta es increíble, y estamos explorando la posibilidad de colaborar. Somos vecinos en Miami, porque vivimos muy cerca.”
¿Qué opinas sobre la situación actual de muchos cubanos en Estados Unidos que corren el riesgo de ser deportados?
“No estoy de acuerdo con muchas cosas que suceden con el gobierno de Estados Unidos, pero no me gusta profundizar en eso. Sé que vivir en Cuba es muy complicado. En Cuba, enfrentan situaciones difíciles relacionadas con los derechos humanos. Desearía ver cambios y una luz de esperanza para el pueblo. No me importan los gobiernos, solo el pueblo. Tengo familia en Cuba que me envía mensajes contándome sus dificultades y que quieren salir. Me quedan primos en la isla y una tía de 90 años. Si un inmigrante busca una vida mejor y lo hace de forma correcta, debería tener la oportunidad. Al igual que mi mamá y yo, estoy aquí hoy gracias a ella.”