Foto: Archivo CN360
La inseguridad en el transporte público de La Habana ha tenido un nuevo capítulo en los últimos días, cuando un conductor de un ómnibus de la ruta P11 tomó una decisión poco común: en lugar de continuar su recorrido, se desvió hacia una estación policial tras recibir una denuncia de robo a bordo.
El incidente ocurrió en el vehículo identificado con el número 8404, que cubría la ruta habitual de la P11. Según testimonios, un pasajero alertó al chofer sobre el robo de su teléfono celular, lo que llevó al conductor a desviar su trayectoria y dirigir el autobús directamente hacia la unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), ubicada en Zanja y Dragones, en el corazón de la capital cubana.
Al llegar, los agentes del orden hicieron descender a todos los pasajeros y realizaron una inspección del interior del ómnibus. La información se compartió en el grupo de Facebook Transportación Habana TH, aunque aún no se ha confirmado oficialmente si el celular robado fue recuperado tras la revisión.
Casos como este no son aislados. En mayo, ocurrió una situación similar en la ruta P9, donde carteristas sustrajeron un teléfono durante el recorrido matutino. Otro episodio en diciembre de 2024 culminó también con intervención policial tras las denuncias de los pasajeros. En todos estos casos, se repite un patrón: vehículos sobrecargados, escasa vigilancia y robos que en muchas ocasiones quedan impunes.
Los carteristas aprovechan el hacinamiento en las guaguas para actuar con rapidez. La falta de cámaras, controles efectivos y presencia policial hace que los delincuentes se sientan seguros. La respuesta de las autoridades, cuando ocurre, suele ser tardía. Por esta razón, la reacción del conductor en la P11 se ha visto como una excepción dentro de una realidad caracterizada por la inercia institucional.
Para los usuarios habituales del transporte urbano, viajar en ómnibus se ha vuelto cada vez más arriesgado. A las deficiencias del servicio se añade la amenaza de robos, que pueden suceder en cualquier momento del recorrido, especialmente en horas pico.
Este nuevo episodio reabre el debate sobre la seguridad en los servicios públicos y la necesidad de proteger tanto a conductores como a usuarios. Mientras no se implementen medidas efectivas de prevención, los robos seguirán siendo parte del paisaje cotidiano en las guaguas de La Habana.