Uniformes escolares en Cuba: un nuevo desafío para este año académico.

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Texto:Hugo León

Foto: Cuba Noticias 360

Con sus 12 años recién cumplidos, en septiembre Carla comenzará la secundaria. Atrás quedó la pañoleta y el color rojo; ahora deberá vestirse de azul, cambiar de escuela y de amigos.

Yaquelín, su madre, también enfrenta nuevos retos. Mochila y zapatos nuevos, un celular para que su hija no se quede atrás con respecto a sus amiguitos, imprimir libros de texto y comprar el uniforme.

Sobre este último tema, el Ministerio del Comercio Interior de Cuba informó recientemente que desde el 15 de julio comenzó la venta de uniformes en las provincias de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Camagüey, Santiago de Cuba, Guantánamo e Isla de la Juventud, con un plan de comercialización paulatina en el resto del país.

Hasta ahora, la vestimenta solo corresponde a los estudiantes de los grados iniciales: preescolar, 5to y 7mo. La gran pregunta es qué ocurre con los muchachos mientras cursan otros grados y crecen en tallas durante ese tiempo intermedio.

Uniformes que no alcanzan, tallas inexistentes

Cuando Yaquelín se enteró de que en su municipio (Arroyo Naranjo, La Habana) la venta de uniformes ya había comenzado, corrió a la tienda.

“Las tallas nunca coinciden con lo que usa un niño de esa edad. Hay que ir rápido antes de que solo queden los uniformes que parecen hechos para elefantes”, comenta. Al llegar, su sorpresa no fue tanto por las tallas, sino por la limitada cantidad: 1 saya y 1 camisa.

“No sé cómo haré para enviar a la niña a la escuela todos los días con solo un uniforme. Entre el calor, la falta de agua y la escasez de electricidad, ¿Cómo lo lograré?”, reflexiona en voz alta mientras saca el conjunto de la bolsa.

En Cuba, las horas de apagones son más abundantes que las que hay luz. En La Habana, que ha sido protegida hasta hace poco, los cortes de electricidad ahora pueden durar hasta 11 horas al día.

La situación con el suministro de agua es igualmente crítica. Los problemas de sequía, junto con la deteriorada infraestructura hidráulica, provocan que en muchos lugares los ciclos de agua se extiendan hasta 15 días o más, lo que hace que mantener el cesto de la ropa sucia vacío sea casi imposible.

Y se hizo la magia: la alternativa privada y envíos de EEUU

Cada producto o servicio que desaparece en Cuba se convierte en una oportunidad para el sector privado. Ante la escasez de uniformes en la red de talleres del país, al menos una mypime en La Habana se dedica a la producción y venta de estos.

Según reportes en redes sociales, en La Habana Vieja se venden camisas de uniforme a 700 pesos cubanos, con variedad de tallas que van desde la 4 hasta la 18. Otros talleres confeccionan shorts, blusas, camisas y sayas a medida.

En el caso de las confecciones personalizadas, los precios varían; para los estudiantes de primaria, por ejemplo, un conjunto puede costar más de 1500 pesos.

Desde Estados Unidos también llegan atuendos que se utilizan en las aulas cubanas. Algunas tiendas de Miami, por ejemplo, venden blusas, camisas y sayas por 10.99 USD y pantalones por 12.99 USD, ofreciendo otra alternativa para que familiares en el exterior ayuden a vestir a los niños de la Isla para ir a la escuela.

Entre un paquete de pollo, un cartón de huevos o al menos un uniforme extra para que Carla vaya a la secundaria, Yaquelín eligió la última opción. Ella, como muchos en la Isla, no tiene familiares en el exterior que se hagan cargo del gasto.

“Mi hija no va a ser menos que nadie, así que la semana que viene ahorraré un poco para que por lo menos tenga 2 uniformes y pueda ir tirando. Aquí estamos acostumbrados a resolver como sea”, afirmó.

Quizás Carla, estas vacaciones, no irá a la playa, a un parque o ni siquiera a la heladería Coppelia. Tal vez el primer día de clases no lleve el celular del año ni los zapatos de moda, pero vestirá de azul, como todos, todos los días de la semana.

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