Medios oficiales cuestionan a Lina Luaces y debaten sobre qué mujer representa de manera más adecuada a Cuba en Miss Universo.

Lo más Visto

Foto: Lina Luaces | Instagram

Texto: Fede Gayardo

La corona otorgada a Lina Luaces como la representante de Cuba en Miss Universo 2025 ha desencadenado una serie de críticas y cuestionamientos desde el momento de su elección. Los comentarios han surgido desde ambos lados, tocando temas como su lugar de nacimiento, sus dificultades con el español y su linaje, entre otros.

A pesar de contar con tanto seguidores como detractores, la joven ha logrado abrirse un espacio en los medios y, más allá de las críticas, se ha ganado su lugar legítimo como representante cubana en el certamen de belleza más importante del mundo, que se llevará a cabo en Tailandia.

Resulta interesante notar el impacto de su coronación, que ha alcanzado incluso a los medios estatales cubanos, los cuales nuevamente critican todo lo que provenga “del otro lado”, utilizando la “cubanidad” como arma.

Un artículo publicado en Cubadebate señala que es curioso que, tras la noticia, la mayoría de los medios agreguen detrás del nombre de la concursante la frase “hija de la reconocida presentadora Lili Estefan”. Indica que los hilos del poder y las noticias mediáticas siguen la ruta del dinero.

Respecto a Lina, se menciona que “no nació en la mayor de las Antillas. Representó a la provincia de Santiago de Cuba en Miss Universo Cuba –un concurso que por segundo año consecutivo se lleva a cabo en Miami–, y nunca ha estado en esta región oriental; ni siquiera habla fluido el español”.

Sin embargo, la autora del artículo aclara que “no es el objetivo de este texto cuestionar la ‘cubanidad’ de los residentes en el exterior o su conexión con el país donde nacieron, aunque no vivan en él. La esencia del debate es mucho más profunda”.

Luego continúa planteando que Luaces “intenta representar a un país donde nunca ha vivido” y subraya que “su designación genera serias dudas sobre la autenticidad de su conexión con la Cuba contemporánea y refleja un problema mayor: la creciente desconexión entre las representantes de belleza y las realidades nacionales que supuestamente deben encarnar”.

El artículo también cuestiona si “puede alguien ajeno a la realidad cotidiana de un país representarlo ante el mundo” y si “debería Cuba participar en este tipo de certámenes”.

“¿Por qué Cuba no participa en eventos de este tipo desde 1960? No es el único país que ha tomado esta decisión. Esta fue consciente y fundamentada. No se puede ignorar el trasfondo de una industria que se beneficia del entretenimiento, de la belleza desde una perspectiva superficial, concursos que cosifican a la mujer reduciéndola a su aspecto físico, imponen estándares estéticos eurocéntricos y clasistas, funcionan como vehículos de propaganda consumista y distorsionan el verdadero rol social de las mujeres. Detrás de supuestas historias de superación, hay un guion diseñado para atraer a la audiencia; cuanto más consumo, más ingresos. Así opera el mercado y la industria del entretenimiento”, añade Cubadebate.

Cuba, según la autora, ha construido otro modelo de mujer, “un paradigma alternativo donde el valor femenino se mide por contribuciones concretas en medicina, educación, ciencia y deporte, no por medidas físicas”. Además, sostiene que “el caso de Luaces no es aislado, sino un ejemplo de cómo opera esta industria”.

El problema radica, insiste el medio estatal, en “la mercantilización de la identidad cubana como un producto despojado de su contexto real”, lo cual se refleja en el perfil público de Lina en redes sociales, centrado en el bienestar y la moda, que “responde más a las tendencias del mercado estadounidense que a las prioridades de las mujeres cubanas”.

Finalmente, se lanza otra pregunta: “¿puede alguien que no ha vivido las contradicciones, logros y desafíos de la Cuba contemporánea realmente representarla ante el mundo?”, a lo que se responde que “la verdadera representación exige más que apellidos cubanos; requiere una comprensión profunda y una experiencia directa de la realidad que se pretende encarnar”.

A pesar de la crítica, el texto omite muchos factores de “la realidad” y de las mujeres cubanas. Independientemente de lo cuestionable que pueda ser el concurso, como entretenimiento que puede banalizar a la mujer, se debería hablar desde la pluralidad y la diversidad de la Isla, considerando los gustos y realidades de aquellas cubanas que, según ellos, sí representan a la “mujer de Cuba”.

Más Noticias

Últimas Noticias