Foto: RL Hevia
El nivel actual de la tasa informal no es una novedad, pero su reaparición señala un cambio importante. La última vez que el dólar alcanzó esta cifra (395 CUP) fue en mayo de 2024, cuando comenzó un ciclo de depreciación acelerada del CUP. Desde entonces, la economía cubana no ha mostrado signos de recuperación sostenida.
No solo el dólar se mantiene en niveles críticos; el euro (EUR) también sigue cotizándose a 440 CUP, su precio más elevado desde que se registra el mercado paralelo. Esta tasa, alcanzada el 26 de julio, ha permanecido sin cambios, pero su estabilidad por encima de los 400 CUP confirma una tendencia ascendente. Mientras tanto, la Moneda Libremente Convertible (MLC) se cotiza a 220 CUP, su valor más bajo del año.
La evolución del mercado informal presenta una trayectoria clara: tras una breve etapa de estabilidad entre septiembre y noviembre de 2024, las tasas volvieron a subir desde diciembre, intensificándose en los últimos meses. Los analistas coinciden en que esta dinámica es consecuencia de un desequilibrio persistente entre la oferta y la demanda de divisas.
A medida que el dólar sube, también lo hacen los precios. Los productos de importación, desde alimentos hasta medicamentos, se ven directamente impactados, lo que provoca un encarecimiento progresivo del costo de vida. Para la mayoría de los cubanos, cuyos ingresos principales son en pesos, esta situación significa una pérdida constante de poder adquisitivo.
No se trata solo de cuestiones económicas. Las cifras cambiarias también reflejan un estado emocional colectivo: incertidumbre, desconfianza en la moneda nacional y dependencia del mercado negro. Este escenario beneficia a aquellos que reciben remesas o trabajan con divisas, mientras margina a los sectores más vulnerables, atrapados en un sistema dual.
El nuevo récord del dólar no es solo un número en la pizarra: es una señal más de una economía en crisis estructural.