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Texto: Fede Gayardo
El Ministerio del Interior (MININT) logró la captura de los dos prisioneros que se escaparon el 24 de agosto de la prisión provincial de Ciego de Ávila, conocida como ‘Canaleta’. Este incidente había generado preocupación debido a la evidente fragilidad de los controles en el sistema penitenciario.
La información fue compartida en Facebook a través del perfil ‘Avileños de Corazón’, que identificó a los detenidos como Ángel Luis Torres Santana, apodado “Michel”, e Idalberto Pérez Olivera, conocido como “Basurita”.
El mismo perfil describió a ambos como “prófugos de la justicia” y señaló que el operativo del MININT se realizó “sin descanso” hasta lograr su recaptura. Sin embargo, el mensaje no proporcionó detalles específicos sobre el lugar ni las circunstancias de la detención, ni cuánto tiempo estuvieron fuera del penal.
Además, en las redes sociales se difundió un documento informativo que contenía fotografías y antecedentes penales de los presos, originalmente publicado por el perfil ‘La Tijera’ y luego compartido por otros. Este documento conmocionó a la comunidad al detallar la gravedad de los delitos atribuidos a los fugados, provocando la emisión de alertas oficiales que solicitaban la colaboración ciudadana para su localización.
Los datos personales y judiciales son claros: Ángel Luis Torres Santana, de 54 años, fue encarcelado el 5 de diciembre de 2005 con una condena de 28 años por asesinato, amenazas, desacato y evasión de preso; su liberación estaba programada para el 14 de febrero de 2037.
Por su parte, Idalberto Pérez Olivera, alias “Basurita”, tiene 27 años y cumple una condena de 16 años y 6 meses, tras haber ingresado el 27 de enero de 2017 por los delitos de asesinato, robo con fuerza, lesiones y tenencia ilegal de arma de fuego. Su liberación estaba estipulada para el 19 de julio de 2035. Residente en Batey Grúa Nueva, en el municipio Primero de Enero, era considerado de alta peligrosidad y con un historial de reincidencia violenta.
El caso de Pérez es especialmente alarmante, ya que no era la primera vez que se escapaba. En enero de este año logró fugarse y fue recapturado en su propio batey Grúa Nueva. Según denuncias, en esa ocasión portaba un arma de fuego y amenazaba a los vecinos para exigirles bebidas y alimentos.
Ambos personajes estaban incluidos en los listados de internos clasificados como de mayor riesgo en el país, lo que explica la rápida activación de los avisos oficiales y el despliegue policial tras su fuga.