De Guasimita a Europa: Danay Cruz acompaña a Lola Mento en su viaje a Venecia.

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Foto: Danay Cruz | Instagram

Apasionada de Fransua y disfrutando de un paseo en góndola por Venecia: así describe la actriz cubana Danay Cruz Santiesteban esta etapa idílica que vive actualmente, llevándola de La Habana a París y, de allí, a otras ciudades de Europa junto a su pareja, un francés cautivado por la sensualidad y el carisma de la joven holguinera.

Si aún tenía dudas sobre su popularidad en la isla, Danay solo necesita leer los miles de comentarios que sus últimas publicaciones en Instagram han generado, donde se muestra sonriente y deslumbrante, recibiendo bendiciones y buenos deseos de sus seguidores.

En el panorama cultural cubano reciente, pocos personajes han logrado conectar de manera tan auténtica con el público como Lola Mento, la guajira pícara y sin tapujos creada por Danay. Detrás de este alter ego lleno de chispa y acento oriental, se encuentra una intérprete versátil que ha transitado con éxito entre el drama televisivo, el teatro y el humor.

Formada en la Escuela Profesional de Arte Manuel Muñoz Cedeño de Bayamo, Danay mostró desde sus inicios una inclinación innata por el arte escénico, combinando la disciplina técnica con una fuerte conexión emocional hacia los personajes que representaba. Su carrera en televisión se consolidó con trabajos en dramatizados y espacios humorísticos, ganándose el respeto del gremio y el afecto del público.

Aunque ha interpretado papeles serios, como el de Judith en la telenovela Vuelve a Mirar (2021), donde dio vida a una joven sensible e insegura que vive con su abuela y enfrenta el dilema de emigrar, su salto a la popularidad masiva llegó gracias al humor.

En programas como 25 por Segundo y Otto X Otto, presentó un personaje que inicialmente nació como un sketch y terminó convirtiéndose en un fenómeno cultural: Lola Mento, una campesina extrovertida de Guasimita que vive historias de amor y desamor con un toque de comedia.

Con una mezcla de picardía, ternura y sentido común, esta ocurrente guajira representa rasgos de la identidad rural cubana: el apego a la tierra, el ingenio para superar dificultades y una sinceridad que desarma. Según Danay, el personaje se alimenta de anécdotas familiares y observaciones de la vida cotidiana en su entorno natal.

El impacto de Lola Mento se ha multiplicado gracias a las redes sociales, donde Danay ha creado perfiles específicos para el personaje en Facebook e Instagram, compartiendo videos cortos, reflexiones humorísticas y situaciones inspiradas en experiencias reales.

Este traslado al ámbito digital ha logrado que Lola se mantenga relevante más allá de la televisión, alcanzando a una audiencia más joven y diversa.

Más allá de la pantalla, Danay participa en presentaciones en vivo, galas y proyectos comunitarios, llevando el personaje a espacios donde el humor actúa como un puente para dialogar sobre valores, tradiciones y realidades cotidianas. Este contacto directo con el público refuerza la sensación de cercanía y familiaridad que genera Lola Mento.

En un entorno donde el humor cubano ha tenido que reinventarse para competir con la inmediatez de las redes y la inundación de contenidos extranjeros, personajes como Lola Mento funcionan como un ancla cultural: entretienen mientras preservan formas de hablar, costumbres y actitudes propias del campo cubano.

Danay Cruz, con su talento y carisma, ha conseguido que esta guajira ficticia se convierta en una voz reconocible y apreciada, en un ícono popular que genera simpatías incluso fuera de Cuba.

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