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El regreso a Cuba del campeón olímpico de boxeo Andy Cruz se ha convertido en el evento mediático de la semana. Las imágenes de él sonriendo y feliz junto a su familia en Matanzas se han vuelto virales en las redes sociales, pero también han generado polémica y debate sobre las circunstancias de su salida de la isla hace más de dos años.
Muchos internautas se preguntan cómo es posible que el monarca de Tokio 2020 haya conseguido regresar al país del que él mismo intentó escapar de manera ilegal en junio de 2022, lo que le costó su expulsión del equipo nacional.
No obstante, solo unos meses después, en noviembre de ese mismo año, el también tres veces campeón mundial de la IBA logró finalmente salir de forma legal por el aeropuerto José Martí rumbo a República Dominicana, por lo que tiene todo el derecho de regresar cuando lo desee.
Teóricamente, su situación es la misma que la de cientos de miles de cubanos que se han ido en los últimos años por diferentes vías y luego han retornado. Sin embargo, debido a la relevancia de su figura y el impacto de su actuación, no se puede considerar un caso común.
Andy Cruz rompió con el sistema deportivo de la isla apenas unos meses después de alcanzar la gloria en Tokio y firmó un contrato millonario con una promotora de boxeo profesional, algo que aún estaba prohibido en ese entonces. Hoy en día, se encuentra entre los púgiles cubanos más valorados en el ámbito profesional.
La situación es muy distinta para Fernando Dayán Jorge, otro medallista olímpico que igualmente decidió alejarse de Cuba tras los Juegos Olímpicos de Tokio, celebrados en julio y agosto de 2021.
En su caso, la decisión de abandonar la delegación durante una base de entrenamiento en México en marzo de 2022 lo sitúa en el grupo de los llamados “desertores”, quienes tienen prohibido regresar a la isla por al menos ocho años.
Probablemente, la situación del canoísta cienfueguero se haya complicado tras su participación en el Equipo de Refugiados en los Juegos de París 2024 y las declaraciones que hizo sobre la realidad de los atletas en Cuba, así como sobre los líderes deportivos, lo que no cayó bien en las oficinas de la Ciudad Deportiva.
Más allá de análisis y reflexiones, lo que quedará grabado en la memoria del público son las imágenes de alegría del reencuentro de un deportista tan querido como Andy Cruz con su familia en el poblado matancero de Alacranes. Es el sueño de muchos cubanos que emigran en busca de mejorar su vida y la de sus seres queridos.
Tristemente, Fernando Dayán no podrá replicar esa experiencia en el corto plazo, al menos dentro del territorio nacional. Junto a él, otros miles de cubanos tampoco tendrán la oportunidad de pisar la isla caribeña por diversas razones.