Foto: Cuba Noticias 360
Un lema oficial puede soportar muchas repeticiones, pero una autocrítica proveniente del propio aparato estatal ya es un motivo de debate, al menos en el contexto cubano. Esta crítica llegó desde Escambray, el periódico del Partido Comunista en Sancti Spíritus, donde la reportera Delia Proenza cuestionó la consigna presidencial de la “resistencia creativa”.
El texto, leído en YouTube por su colega Yoanna Herrera, parte de una verdad incómoda: “Toda creatividad tiene un límite y toda resistencia, aunque persista, se debilita”. Esta advertencia no proviene de un opositor, sino de la prensa estatal que, en esta ocasión, reconoce que el lema de Miguel Díaz-Canel ha agotado su efectividad.
Más que un ataque a la retórica oficial, el artículo pone en duda la capacidad del país para seguir soportando una crisis interminable. ¿Hasta cuándo puede el ciudadano encontrar soluciones si ya no hay pan, ni luz, ni un respiro?
Otros diarios provinciales—Girón en Matanzas, Invasor en Ciego de Ávila, 5 de Septiembre en Cienfuegos—han adoptado un tono similar: describen apagones interminables, inflación descontrolada, cocinas a carbón y un sistema de transporte que se desmorona. La crítica, antes silenciada, ahora se publica abiertamente.
Proenza ilustra el drama a través de la historia de un profesor jubilado que cuida de su madre nonagenaria. Apagones a la madrugada, calor insoportable —y el pan que desaparece de la libreta es sustituido por lo que “pueda inventar”. Pero, recuerda la periodista, “los inventos se agotan”.
Bajo el título “La oscuridad, la escasez y el olor a carbón”, Escambray pinta un 2025 que parece otro siglo: el gas licuado desaparece, la electricidad se convierte en un lujo y un saco de carbón cuesta entre 1 000 y 1 500 CUP.
Adquirir un solo alimento para varios días puede consumir el salario del mes. “La inflación tomó las riendas”, afirma el artículo, mientras la opción de cocinar con equipos eléctricos se convierte en una cruel broma en hogares sin corriente.
“No se necesitan más explicaciones, sino soluciones concretas”, concluye Proenza. El mensaje impacta directamente al gobierno: el discurso de sacrificio eterno se agota, la “resistencia creativa” pierde su atractivo y el país sigue esperando algo más que promesas y discursos incumplidos.