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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado que su país llevó a cabo bombardeos en tres instalaciones nucleares de Irán. A través de un mensaje en Truth Social, detalló que los objetivos fueron Fordo, Natanz e Isfahán, tres puntos clave del programa nuclear iraní. “Todos los aviones están ahora fuera del espacio aéreo iraní”, afirmó.
Posteriormente, en una declaración televisada acompañado por su equipo de seguridad nacional, Trump explicó que la operación tenía como objetivo “destruir la capacidad de enriquecimiento de uranio” de Irán y finalizar lo que describió como la amenaza del “Estado patrocinador del terror número uno del mundo”. Calificó el ataque como un “espectacular éxito militar”.
Desde Teherán, la respuesta fue rápida. Abbas Araghchi, ministro de Exteriores, tildó la acción de “grave violación” del derecho internacional y del Tratado de No Proliferación Nuclear. En una breve declaración, advirtió: “Irán se reserva todas las opciones para defender su soberanía, sus intereses y su pueblo”.
El ataque, coordinado con Israel, marca un punto de inflexión en el conflicto que comenzó el pasado 13 de junio. Tanto Trump como el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmaron la colaboración entre ambos gobiernos. “Trabajamos como equipo, como quizás ningún otro equipo ha trabajado antes”, expresó el mandatario estadounidense. Netanyahu, por su parte, celebró la operación.
La ofensiva se llevó a cabo con bombarderos B-2, únicos aviones capaces de portar la GBU-57A/B, una bomba de 13.600 kg diseñada para perforar instalaciones subterráneas. Según Reuters, esta arma fue utilizada específicamente contra Fordo, una instalación construida bajo una montaña a 96 km de Teherán. Israel había solicitado la intervención directa de EE.UU. argumentando que solo esa bomba podía destruir el complejo.
Mientras en Washington aumenta el apoyo entre los republicanos, líderes demócratas han criticado la decisión de Trump, considerando que viola la Constitución al no contar con autorización del Congreso. Alexandria Ocasio-Cortez incluso mencionó la posibilidad de iniciar un juicio político. “El presidente engañó al país”, declaró el congresista Hakeem Jeffries.
En Irán, la televisión estatal intentó minimizar los daños. Según sus presentadores, las instalaciones ya habían sido evacuadas y Fordo no fue completamente destruida, como afirmó Trump, sino que solo se vieron afectados los accesos. La Organización de Energía Atómica iraní calificó el ataque como “salvaje”, pero prometió que la industria nuclear del país continuaría avanzando.
Fuera del ámbito militar, las repercusiones internacionales no tardaron en llegar. El secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró “profundamente alarmado” y advirtió sobre el riesgo de una escalada incontrolada. Líderes como Gabriel Boric y Miguel Díaz-Canel también se unieron a las críticas, denunciando que el ataque infringe el derecho internacional y pone en peligro a la humanidad.
Según analistas, lo ocurrido este sábado representa un momento crítico. A la espera de una respuesta iraní, la región se mantiene en alerta. En el mar Rojo, los hutíes aliados de Teherán ya amenazaron con reanudar sus ataques. La pregunta ahora es si este bombardeo marca el inicio de una ofensiva prolongada o si se trata de un acto puntual para enviar un mensaje.
Trump, quien durante su campaña prometió no involucrar a EE.UU. en más guerras, justificó su decisión asegurando que no busca un cambio de régimen, sino frenar el avance nuclear de Irán. “Hace tiempo decidí que no permitiría que esto sucediera. No continuará”, afirmó. Medio Oriente, sin embargo, ya se prepara para las posibles consecuencias.