Foto: Instagram de Sandro Castro
Texto: Redacción Cuba Noticias
En los últimos días, un video de Sandro Castro exhibiendo un Mercedes Benz ha generado un gran revuelo en las redes sociales. Las reacciones, en su mayoría negativas, condenan la ostentación de un lujo al que ni siquiera el 10% de la población del país tiene acceso.
Sin explicar la «motivación» detrás de su publicación, el nieto de Fidel Castro compartió un video en Instagram, donde se disculpa con los cubanos dentro y fuera de la isla que se sintieron ofendidos por su exhibición.
“Ese video no lo publiqué yo, solo lo compartí en mis estados de WhatsApp para mis amigos y personas de confianza, pero por circunstancias fuera de mi control, el video llegó a otros medios”, declaró.
Más adelante, Sandro reveló que el Mercedes no era de su propiedad, sino que pertenecía a un “conocido” que se lo prestó para probarlo, sabiendo de su afición por los automóviles.
“Cuando mencioné los juguetes que tenía en casa, lo dije en broma porque evidentemente el carro no es mío. Pido disculpas sinceras a quienes malinterpretaron esto o se sintieron ofendidos”, añadió.
Asimismo, aprovechó la ocasión para aclarar que no tiene relación con una cuenta de Twitter que circula bajo su nombre, la cual hace todo tipo de provocaciones con numerosos errores ortográficos.
Según sus palabras, no posee cuentas en Twitter ni Facebook, solo en Instagram. “Las redes sociales y la popularidad no me interesan”, afirmó.
En su mensaje de disculpa, Sandro se describe como una persona sencilla; sin embargo, muchos cuestionan su sinceridad y su autenticidad.
Los usuarios en redes sociales especulan sobre si se trata de un texto ensayado tras recibir algunas críticas. Otros consideran que es un intento fallido de remediar una situación que ya no tiene solución. Además, para limitar los comentarios en su publicación de Instagram, Sandro ha restringido la participación a solo las personas autorizadas por él. ¿Es esto otra muestra de su supuesta transparencia?
También hay quienes interpretan su pedido de disculpas como un escaso acto de decencia, especialmente en un país como Cuba, donde no es común que alguien privilegiado se excuse.