Fotos: RL Hevia
Texto: Fede Gayardo
En septiembre de 2025 se cumplirán 10 años desde la visita a Cuba del Papa Francisco. Fue en ese mes de 2015 cuando la isla vivió un acontecimiento histórico que dejó una profunda marca en su sociedad.
Durante su estancia del 19 al 22 de septiembre, el Papa, recientemente fallecido, llevó a cabo una intensa agenda pastoral y diplomática, caracterizada por gestos de reconciliación y esperanza.
Muchos recordarán su llegada al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, donde fue recibido por el entonces presidente Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega. En su discurso de bienvenida, instó a Cuba a seguir caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación, subrayando la necesidad de superar las divisiones del pasado.
El domingo 20 de septiembre, Francisco celebró una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución de La Habana, donde criticó la predominancia de las ideologías en la sociedad y llamó a servir a los más necesitados. La ceremonia contó con la participación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de las Artes y una réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
Ese día, también se reunió en privado con el expresidente Fidel Castro en su residencia. Durante el encuentro, que duró aproximadamente 40 minutos, intercambiaron libros y discutieron temas como la encíclica ‘Laudato si’.
El itinerario continuó el 21 de septiembre, cuando viajó a Holguín para oficiar una misa en la Plaza de la Revolución y bendijo la ciudad desde la Loma de la Cruz. Más tarde, se dirigió a Santiago de Cuba, donde participó en una oración en la Basílica de la Virgen de la Caridad del Cobre, enfatizando la necesidad de construir puentes y sembrar reconciliaciones.
En su último día en Cuba, el Papa Francisco celebró una misa en la Basílica de la Virgen de la Caridad del Cobre y se reunió con familias en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción en Santiago de Cuba. En sus palabras, resaltó la importancia de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y abogó por vivir la “revolución de la ternura.”
Papa Francisco, ¿conciliador entre Cuba y EE.UU.?
El viaje del Pontífice a la isla impactó significativamente en el ámbito diplomático. Aunque Francisco evitó considerarse un “mediador” entre Cuba y EE.UU., su papel fue determinante para facilitar el diálogo que llevó al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países en diciembre de 2014.
Su figura de mediador moral fue vital durante el conocido “deshielo entre Cuba y EE.UU.”, en el que el Vaticano facilitó reuniones discretas entre ambas partes y envió cartas personales del Pontífice tanto a Barack Obama como a Raúl Castro.
Otro aspecto notable fue la liberación de más de 3,500 prisioneros por parte del gobierno cubano antes de la llegada del Papa, incluyendo personas mayores, jóvenes y enfermos crónicos, aunque excluyendo a prisioneros políticos.
En enero de 2025, en el marco del Jubileo de la Misericordia, Cuba anunció la liberación de 553 prisioneros tras negociaciones con el Vaticano, coincidiendo con la decisión de EE.UU. de eliminar a la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Cuba marcada por el Papa Francisco
La repercusión social y espiritual de la visita de Francisco en la cotidianidad de los cubanos fue innegable. Para muchos católicos, fue una reafirmación del papel activo de la Iglesia en una sociedad que llevaba décadas enfrentando restricciones religiosas.
Las misas multitudinarias y los mensajes de compasión, humildad y servicio resonaron incluso entre quienes no son creyentes, generando un ambiente de reflexión colectiva sobre el papel de la espiritualidad en la Cuba contemporánea, que en aquel momento enfrentaba una situación menos crítica que la actual.
Su visita también representó un impulso para la reconciliación nacional. El mensaje de Francisco, centrado en la superación del odio y en sanar las heridas del pasado, fue bien recibido tanto por quienes simpatizan con el gobierno como por sectores más críticos. Diversos analistas políticos, tanto dentro como fuera del país, coincidieron en que su discurso ayudó a disminuir tensiones ideológicas y a fomentar una narrativa de unidad en medio de un proceso de apertura.
Desde el punto de vista económico, la visita del Papa Francisco tuvo un impacto indirecto. La atención mediática internacional generó un aumento en la llegada de visitantes y periodistas, beneficiando sectores como el turismo, la hotelería y los servicios privados.
Para muchos cuentapropistas, especialmente en La Habana, fue una ocasión para mostrar una imagen más acogedora y hospitalaria del país. Algunos incluso consideraron la visita como un impulso simbólico para la expansión del emprendimiento privado en un momento clave de reformas económicas.
Sin duda, ese septiembre de 2015 fortaleció el papel del catolicismo en la vida pública cubana después de décadas de tensiones entre la Iglesia y el Estado. El recibimiento protocolar al Papa, la cobertura televisiva de sus actividades y la participación de altos funcionarios en actos litúrgicos evidenciaron el inicio de una nueva etapa de reconocimiento institucional. Desde entonces, la Iglesia Católica ha consolidado espacios de diálogo social y ampliado su influencia en importantes temas de la política de la isla.