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La crisis económica en la Isla impacta cada vez más en la vida cotidiana de las familias, especialmente en la alimentación de los niños. En la provincia de Sancti Spíritus, por ejemplo, la escasez de leche en polvo ha generado gran preocupación entre muchas madres, quienes temen no poder proporcionar este alimento esencial para el desarrollo de sus pequeños.
Alberto Cañizares Rodríguez, director de la empresa de productos lácteos Río Zaza, confirmó a la emisora local Radio Sancti Spíritus que es imposible cumplir con la entrega mensual de seis bolsas de leche en polvo para los niños menores de siete años en la región. “La asignación nos la dan dirigida desde el grupo y nosotros distribuimos lo que nos entregan”, aclaró, señalando que este problema no es nuevo y no parece tener solución a corto plazo.
Cuando se le preguntó sobre posibles soluciones, el directivo fue claro: “No podemos buscar alternativas. La alternativa es la leche fluida y esa no se puede dar a esos niños, está prohibido médicamente”. En resumen: no hay sustitutos viables, y no se avista una estrategia clara para abordar el déficit.
Además, Cañizares confirmó que la leche en polvo que ha faltado no será repuesta. “Reposición no va a haber, la que ha faltado no se va a reponer”, afirmó de manera categórica. A esto se añade la falta de nuevos proveedores y opciones externas para cubrir la demanda.
El funcionario enfatizó que, aunque cada mes se realiza una entrega parcial, esta no es suficiente. “No se cubre el total de la leche en polvo, no llegan las seis bolsas”, subrayó. También mencionó las dificultades económicas y logísticas que enfrenta la importación del producto, señalando al embargo estadounidense como un factor perjudicial: “La gente no lo cree, pero el bloqueo interrumpe la compra”.
En cuanto a la calidad del producto que se recibe, Cañizares indicó que pasa por controles antes de ser entregado. “Cuando nos asignan la leche en polvo, se procesa, ya que hay que añadirle productos, y al día siguiente ya se está repartiendo”, afirmó, mencionando pruebas de laboratorio tanto al recibir el lote como después de su fortificación.
Mientras tanto, el malestar entre las familias continúa en aumento. La falta de una respuesta concreta, la negativa a reponer los déficits y la ausencia de soluciones viables alimentan un sentimiento de abandono en aquellos que dependen completamente de este suministro para alimentar a sus hijos pequeños.
