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Texto: Redacción Cuba Noticias
A lo largo de varias generaciones, la frase “padre es cualquiera” ha sido utilizada por los cubanos para restar importancia al papel del padre en la crianza y educación de los hijos, en una sociedad predominantemente machista donde la mujer ha sido la figura clave dentro del hogar.
No obstante, el Código de las Familias aprobado en Cuba en 2022 desmantela esta idea al aclarar los derechos y deberes de la paternidad, un rol que trasciende la mera biología.
La legislación actual reconoce la paternidad responsable como un principio esencial. No se trata solo de ser el progenitor biológico de un niño; el verdadero padre es quien asume el compromiso de su desarrollo integral, proporcionándole amor, educación y protección. La normativa clave para las familias cubanas establece que la paternidad implica deberes legales y afectivos que no pueden ser ignorados ni delegados sin consecuencias.
Una de las facetas más significativas del Código es la regulación del reconocimiento de la paternidad. En Cuba, la filiación puede establecerse por diversas vías: biológica, adoptiva o socioafectiva. Esto implica que un padre no es únicamente quien engendra, sino también quien desempeña el papel de crianza y cuidado, incluso sin un vínculo sanguíneo.
Para evitar que sea simplemente un enunciado sin aplicación, el Código de 2022 establece sanciones para aquellos progenitores que incumplan con sus deberes, que van desde amonestaciones hasta la pérdida de derechos parentales en casos de negligencia grave. Además, el incumplimiento de las obligaciones económicas y afectivas puede resultar en demandas judiciales que buscan salvaguardar el bienestar del menor.
Otro aspecto innovador del Código es el reconocimiento de la diversidad familiar. En Cuba, la paternidad no se limita a un modelo tradicional, sino que puede existir en familias monoparentales, homoparentales o en situaciones de crianza compartida. La ley afirma que lo fundamental no es la estructura familiar, sino el compromiso y la responsabilidad hacia el desarrollo del niño.
El Código de las Familias vigente en Cuba desmantela el mito, arraigado durante siglos de historia patriarcal y machista, de que “padre es cualquiera”, al definir la paternidad como un compromiso legal y afectivo que va más allá de la biología.
Un padrastro que cría, protege y ama a un niño como propio puede ser legalmente reconocido como su padre. Por el contrario, el progenitor biológico que se desentiende de sus deberes no tiene, en terminos estrictos, el derecho a ser considerado como tal.
Este marco legal refuerza la relevancia de una paternidad consciente y comprometida, asegurando que cada niño en Cuba tenga el derecho a crecer con el apoyo de quienes realmente cumplen con su rol.
Ser padre implica asumir responsabilidades, garantizar el bienestar de los hijos y participar activamente en su crianza. La legislación cubana protege a los menores y exige que la figura paterna cumpla con su rol, reafirmando que la paternidad es un acto de amor y responsabilidad, no un título que se concede sin méritos.