La muerte impacta el emprendimiento en Cuba: estado actual del negocio de ataúdes.

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Foto: RRSS

Se ha dado un nuevo paso en el sector privado en Cuba con el surgimiento de un emprendimiento dedicado a la fabricación de ataúdes, anunciado en Revolico.

La publicación se expresa de forma directa: “Se venden cajas de muerto en toda La Habana. Disponemos de todas las medidas, haga su pedido para su ser querido fallecido. Contamos con diversos tamaños y precios. No permita que sus difuntos sean trasladados en ataúdes de mala calidad”, indica el anuncio.

“Los precios comienzan desde los 10 mil pesos por el ataúd más económico y llegan hasta los 500 USD por opciones personalizadas con grabados en la madera, utilizando materiales finos. Escriba para más información a nuestro privado y le mostraremos el catálogo de ataúdes disponibles. ¡Gracias, buenas tardes!”, se añade.

No les falta razón en su advertencia. En los últimos tiempos, han surgido múltiples denuncias en redes sociales sobre ataúdes de pésima calidad, lo que incluso ha llevado a que cadáveres se caigan en la vía pública durante su traslado a velorios o sepulturas.

Indudablemente, entre las situaciones difíciles que atraviesa el país, esta es una de las más desgarradoras, ya que representa el momento más complicado para una familia que enfrenta el dolor por la pérdida de un ser querido.

Si a eso se le suma la falta de condiciones mínimas para que el proceso sea lo más humano posible, el sufrimiento se torna inaguantable.

La crisis económica que vive el país también ha contribuido a la aparición de ataúdes de baja calidad, elaborados con maderas débiles que se rompen, o con otros materiales incapaces de soportar el peso de un cuerpo, lo que desmerece ese momento tan significativo para los dolientes.

No se conoce a fondo la operativa del nuevo emprendimiento ni su número de clientes, pero dada la situación descrita, no deben ser pocos los que busquen sus servicios para ofrecer a sus familiares un descanso digno, a pesar de las carencias en los servicios funerarios estatales.

Es probable que las personas tengan que reunir, como mejor puedan, los fondos necesarios para adquirir estos ataúdes de calidad, aunque su coste no resulte accesible debido a los altos precios de la madera y otros materiales imprescindibles para garantizarlos.

Por lo tanto, este emprendimiento en Cuba ha llegado para satisfacer una necesidad vital en momentos de pérdida, aunque en este caso se relacione con la despedida definitiva de un ser querido. Al fin y al cabo, todos merecemos descansar en un ataúd de madera lo más digno posible, en medio de esta lamentable precariedad.

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