Incremento en el uso de la tarjeta Clásica intensifica las desigualdades sociales.

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Foto: RL Hevia

Ante una creciente descontento por la inclusión de otra tarjeta como método de pago en Cuba, directivos de Fincimex, parte del conglomerado militar GAESA, afirmaron que se han realizado más de un millón de operaciones en lo que va del año con la tarjeta Clásica.

Este instrumento financiero respaldado por dólares se ha establecido como una vía de pago electrónica, con un total de 1,308,146 operaciones en el primer trimestre de 2025 y más de 200,000 tarjetas en circulación. Sin embargo, no se ha aclarado cuántas de estas transacciones pertenecen a sectores amplios de la población o a usuarios enfocados en actividades de alto consumo o comercio privado.

El crecimiento de este producto contrasta con las reales dificultades que enfrentan muchos cubanos para acceder a él, debido a problemas técnicos que limitan su uso, como la inestabilidad de los POS, áreas sin cobertura para pagos QR y retrasos en la acreditación de fondos.

Desde Fincimex resaltaron que la tarjeta ha experimentado «un crecimiento exponencial a medida que se han ido abriendo servicios, desde la venta de combustibles hasta la nueva modalidad de comercialización en dólares en las cadenas de tiendas».

Sin embargo, lejos de democratizar el acceso, esta situación segmenta el mercado según el ingreso en divisas, dejando fuera a gran parte de los ciudadanos que operan exclusivamente en pesos cubanos y reforzando las desigualdades sociales preexistentes.

La tarjeta Clásica no está accesible para toda la población. Su emisión requiere depósitos en divisas extranjeras, ya sea a través de remesas o ingresos desde el exterior, lo que la convierte en una herramienta exclusiva.

En un país donde la mayoría de los salarios se abonan en pesos cubanos, la Clásica continúa siendo una opción distante para muchas personas.

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