Imágenes: Manuel Larrañaga
Texto: Karla Castillo
Una efervescencia de voces y risas daba la bienvenida al visitante en Estudio 50. Mientras se hacía la fila para entrar, era imposible no percibir esa atmósfera de entusiasmo, comprensible pues la feria de emprendimientos que allí se celebraba fue uno de los primeros eventos de este tipo en La Habana tras meses de confinamiento.
El pasado jueves, más de 50 iniciativas del sector cuentapropista cubano se congregaron en este evento, respaldado por la Embajada Rebirth Tercer Paraíso. El público tuvo la oportunidad de explorar proyectos de asesoría, negocios gastronómicos, producción de alimentos, cosmética saludable, artesanía y moda, además de bares con conceptos innovadores en coctelería cubana, como Jíbaro y la Creperie Oasis Nelva, hasta recetas veganas de foodies como Las Frescas.
Entre los proyectos más destacados, se encontraba el de dos jóvenes de la Universidad Tecnológica de La Habana (CUJAE), quienes presentaron a Cacharro, un prototipo de robot creado a partir de materiales reciclados. Este robot se ha utilizado con fines educativos en clases de introducción a la robótica para niños, pero también tiene aplicaciones en áreas como la agricultura de precisión y la medición de gases.
La primera Feria de Productos, Servicios e Ideas se centró en las prácticas adoptadas por el sector no estatal cubano durante la cuarentena. Según Yociel Marrero, organizador del evento, muchos de los emprendimientos presentes surgieron en este contexto y, a partir de sus experiencias, ofrecen diversas soluciones a las necesidades que enfrenta Cuba.
Gracias a la “flexibilización” de políticas económicas del gobierno cubano, el sector cuentapropista ha ido creciendo en la isla, haciéndose cada vez más presentes las iniciativas independientes que exploran nichos de mercado previamente inexplorados. Además, muchos de estos proyectos se esfuerzan por cuidar el medioambiente y por considerar el impacto que sus productos generan en los hábitos de consumo.
