Escribe y explora: una enciclopedia “de contenido visual”

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Foto: Escriba y Lea | Facebook

¿Es un personaje histórico de nuestra era? ¿Posterior a la Edad Media? ¿Después de la revolución francesa? ¿Del siglo XIX, XX o lo que llevamos del XXI? Estas preguntas son familiares para varias generaciones de cubanos que crecieron bajo la influencia didáctica de un programa emblemático de la televisión cubana: Escriba y lea.

Desde su primera emisión el 5 de diciembre de 1969, este espacio ha demostrado que el entretenimiento puede ir de la mano con el conocimiento, ya que ha permanecido en el aire por más de cinco décadas, adaptándose a los cambios tecnológicos y generacionales sin perder su esencia educativa.

La creación de Escriba y lea se originó en la iniciativa del Dr. Humberto Galich Menéndez, quien, inspirado en su experiencia con el programa radial La bolsa del saber, sugirió llevar ese concepto a la televisión. Junto a los doctores María Dolores Ortiz y Gustavo Du’Bouchet, y bajo la conducción de José Antonio Cepero Brito, dieron vida a un segmento audiovisual donde un panel de expertos responde a temas propuestos por los televidentes, promoviendo el pensamiento crítico y el conocimiento.

La estructura del programa se ha mantenido prácticamente inalterada hasta hoy: se divide en tres rondas, cada una enfocada en una incógnita relacionada con personajes históricos, obras literarias, eventos científicos o lugares emblemáticos; también incluye secciones dedicadas a la música y la literatura, con recomendaciones literarias de críticos como Fernando Rodríguez Sosa y presentaciones de jóvenes talentos musicales.

A lo largo de los años, Escriba y lea ha contado con la participación de destacados intelectuales como panelistas, entre ellos Enrique Sosa Rodríguez, Julio Fernández Bulté, Ángel Pérez Herrero, Félix Julio Alfonso y más recientemente, Raúl Lombana. La Dra. María Dolores Ortiz, la única mujer en el panel durante décadas, se convirtió en su figura más emblemática y carismática hasta su fallecimiento en octubre de 2023.

Una de las contribuciones más significativas del programa es su capacidad de trascender el formato televisivo y convertirse en una auténtica enciclopedia audiovisual, fomentando de manera efectiva y sin pretensiones el amor por el conocimiento y la lectura entre varias generaciones de cubanos.

Sin embargo, a pesar de sus numerosos logros y su capacidad para elevar los niveles de instrucción del público, Escriba y lea ha enfrentado varios desafíos para mantener su permanencia; entre ellos, un controvertido cambio de canal: de Cubavisión, donde disfrutó de altos índices de audiencia durante décadas, al Educativo, que aunque es más coherente con su perfil, le resta visibilidad por ser un canal menos conocido.

Otros cambios han sido más positivos: como la renovación en la escenografía y la inclusión de jóvenes en el equipo de producción e incluso en el panel de expertos, lo que ha permitido que se ajuste a los tiempos actuales.

A pesar de la competencia de nuevas formas de entretenimiento y los cambios en los hábitos de consumo audiovisual, Escriba y lea continúa con su misión de contribuir a la cultura y la educación. Su permanencia en la programación televisiva es prueba de su valía y capacidad de adaptación, dos cualidades que lo confirman como uno de los programas imprescindibles en el panorama mediático cubano.

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