Foto: Cuba Noticias 360
A pesar de que los accidentes laborales reportados en Cuba han disminuido significativamente durante 2024, la cantidad de muertes en el trabajo se mantiene constante: 52 personas perdieron la vida en sus labores el año pasado, lo que equivale a una pérdida semanal.
Esta cifra, lejos de ser positiva, resalta una tendencia alarmante que se ha extendido por varios años: aunque hay menos accidentes, la letalidad de los mismos está en aumento.
De acuerdo con el último informe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el total de accidentes disminuyó un 37,7 % en comparación con 2023, pasando de 1.498 a 934. Asimismo, el número de lesionados también descendió, de 1.545 a 975, lo que representa una reducción del 36,9 %.
No obstante, la tasa de mortalidad por cada 1.000 lesionados ha aumentado alarmantemente, de 33,7 en 2023 a 53,3 en 2024, un incremento cercano al 60 %. Esto indica una falla estructural: cuando ocurre un accidente, el sistema de protección no logra mitigar sus efectos. Las condiciones laborales en sectores clave siguen siendo tan precarias que un error o una falla técnica puede resultar, literalmente, mortal.
Los sectores de salud pública y asistencia social lideran la lista de los más afectados, con 165 incidentes y 169 lesionados. Le sigue la industria manufacturera con 141 accidentes. Sin embargo, el sector de la construcción se mantiene como el más letal, con ocho muertes, seguido de cerca por el suministro de electricidad, gas y agua, así como la agricultura y silvicultura, cada uno con siete muertes registradas.
En términos geográficos, La Habana se posiciona como el epicentro de los accidentes laborales, con 324 casos (el 34,6 % del total en el país), 341 lesionados y ocho muertes. No obstante, Santiago de Cuba es donde más muertes se reportaron, con nueve trabajadores fallecidos en 2024. Holguín ocupa el tercer lugar en número de accidentes (131), con 133 lesionados y cuatro muertes confirmadas.
Es notable el caso de Sancti Spíritus, la única provincia que en el informe oficial no registra muertes laborales. Sin embargo, es importante recordar que en este territorio falleció Alexei Díaz Salas, trabajador de una planta de asfalto que sufrió quemaduras durante un incendio el 24 de diciembre y murió el 4 de enero. Su deceso, hasta el momento, no aparece en el balance de la ONEI.
En cuanto a la distribución por género, los hombres representaron el 69,1 % de los lesionados, mientras que las mujeres alcanzaron el 30,9 %. Más allá de esta brecha de género, lo que estas cifras reflejan es la precariedad generalizada en sectores donde predomina el trabajo físico y donde las condiciones de seguridad son escasas.
La reducción en el número de accidentes puede interpretarse como un signo de mejora, pero cuando el resultado final sigue siendo una muerte semanal, el problema no ha sido resuelto, solo ha cambiado de forma. Por lo tanto, es necesario realizar una reforma profunda de la seguridad laboral, invertir urgentemente en equipos y protocolos, y establecer un compromiso genuino con la protección de quienes sostienen el país con su trabajo diario.