Foto: RRSS
La artista madrileña Massiel llegó a La Habana en 1967. Reconocida ya en toda América Latina y Europa, viajó a la capital cubana para ofrecer conciertos gratuitos durante un mes, invitada a un Congreso Cultural. La revolución cubana estaba en pleno auge, pero ella, con cautela, optó por mantener distancia del comandante Fidel Castro: “Me olía a encerrona”, declaró recientemente en una entrevista con El País. Y se negó a conocerlo.
No fue un gesto político, asegura. Fue puro instinto. El acto fue tan escandaloso que se desataron rumores sobre un supuesto romance. “Al cabrón no se le ocurrió nada mejor que decir eso”, recuerda sin tapujos. También comparte otra anécdota sobre el líder cubano, al contar que este viajó a Canadá y adquirió un toro al que nombró Massiel. “La leyenda ya estaba servida”.
La cantante, que hoy tiene 77 años, ha regresado a los medios gracias a una miniserie de Movistar Plus+, titulada La canción, donde Carolina Yuste la representa en su momento más destacado: Eurovisión 1968. Massiel ganó con La, la, la, representando a España tras la repentina retirada de Serrat. Un triunfo rotundo.
Antes de ese éxito, ya era famosa gracias a Rosas en el mar, una canción de Luis Eduardo Aute escrita en homenaje a la revolución cubana. La paradoja es evidente: la artista que popularizó una oda a Cuba terminó distanciándose de su líder máximo. Ese matiz la define mejor que cualquier eslogan.
La política siempre estuvo presente en su vida, pero nunca la apresó. Interpretó temas de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y de Aute. Se casó con el socialista Carlos Zayas y respaldó al PSOE en las primeras elecciones democráticas, pero jamás se afilió. “Nunca quise tener un carnet de nada. Si dependiera de mí, ni el de identidad tendría”, afirma con firmeza.
Massiel, al rechazar la fotografía con Castro, no expresó ideología, sino autonomía. No fue un no al comunismo, sino un no al paternalismo, al culto, a la escenificación política.
Y si alguna vez alguien pensó que una cantante pop no podía marcar la historia con un gesto firme, Massiel lo corrigió para siempre en La Habana al decirle a una figura como Fidel Castro.