EEUU promete un millón de dólares por la captura de una fugitiva que huyó a Cuba.

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Texto: Hugo León

El gobierno de Estados Unidos ha reiterado su solicitud al gobierno cubano para que extradite a Joanne Chesimard, también conocida como Assata Shakur. Esta mujer ha estado refugiada en Cuba desde mediados de los años 80 tras ser condenada por el asesinato de un agente policial en Nueva Jersey.

El FBI mantiene una recompensa de un millón de dólares por información que conduzca directamente a su captura. Shakur, que ahora tiene 77 años, escapó de prisión en 1979, cinco años después de haber sido sentenciada a cadena perpetua por el asesinato del policía Werner Foerster durante una parada de tráfico en 1973.

Una figura entre la justicia y la polémica

Shakur fue parte del Ejército de Liberación Negra (Black Liberation Army), un grupo radical que operó en la década de los 70. Según los informes oficiales, participó junto a otros militantes en un tiroteo contra agentes estatales que resultó en la muerte del oficial Foerster. Su huida la condujo a Cuba, donde recibió asilo político en 1984.

Desde 2013, las autoridades estadounidenses la consideran una terrorista doméstica, siendo la primera mujer en figurar en la lista de los terroristas más buscados del FBI. Además, se la califica como “armada y peligrosa”.

El reclamo de Estados Unidos

Este viernes, el secretario de Estado Marco Rubio renovó públicamente el llamado a La Habana para que termine la protección de Shakur. “Han pasado 52 años desde la muerte del agente Foerster. Es hora de que Cuba entregue a esta fugitiva y a todos los que se esconden en su territorio”, afirmó en redes sociales.

A pesar de los esfuerzos diplomáticos, Cuba ha rechazado la extradición, argumentando que se trata de una perseguida política y no de una criminal común.

El caso de Assata Shakur ha generado divisiones de opinión durante décadas. Para el sistema judicial estadounidense, ella es una asesina convicta y una amenaza nacional. Sin embargo, en ciertos círculos académicos y movimientos de derechos civiles, se la defiende como un símbolo de resistencia afroamericana frente a la represión estatal.

Según estimaciones no oficiales, más de 70 ciudadanos estadounidenses considerados buscados por la justicia residen actualmente en Cuba. La permanencia de estos prófugos ha sido un obstáculo recurrente en las ya tensas relaciones entre ambos países, y el caso de Assata Shakur es, sin duda, el más emblemático de todos.

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