Foto: Archivo CN360
La noticia impactó de inmediato: varios beneficiarios del parole humanitario fueron despedidos esta semana tras la abrupta cancelación de sus permisos de trabajo. Este giro, impulsado por la administración de Donald Trump, ha dejado a miles sin respaldo legal y al borde de la deportación.
“Nos sentimos traicionados”, confesó una de las afectadas. “Entramos legalmente, con papeles, con permiso para trabajar. Hoy, simplemente, nos despidieron. Como si fuéramos una carga, como si no valiéramos nada”, agregó a medios estadounidenses.
Desde 2023, bajo el gobierno de Joe Biden, el parole ofrecía una vía legal temporal a migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela. A quienes lograban entrar, se les otorgaban permisos de trabajo y la posibilidad de ajustar su estatus. Era un puente, no definitivo, pero sí lleno de esperanza.
Hoy ese puente se ha derrumbado. Miles recibirán en los próximos días notificaciones oficiales informándoles que su estatus ha sido revocado.
Las consecuencias han sido inmediatas: personas sin empleo, contratos rescindidos y rentas impagables. “Nos quedamos sin casa y sin comida”, escribió otra afectada. La incertidumbre es total y la desprotección, absoluta.
Lo que está sucediendo, añaden muchos de los afectados, no es solo un cambio de política, sino una violación a la dignidad. “Esto es una medida inhumana. No se puede borrar de un plumazo la vida de miles de personas que siguieron las reglas”, denunciaron.
La administración Trump ha defendido esta medida como parte de su estrategia para “controlar la inmigración irregular”. Sin embargo, organizaciones, abogados y defensores de derechos humanos exigen respuestas más humanas, más coherentes y menos destructivas.
