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Texto: Fede Gayardo
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una proclamación que prohíbe o restringe la entrada al país de ciudadanos de 19 naciones, incluyendo a Cuba.
La orden, que entrará en vigor el próximo lunes 9 de junio, suspende completamente la admisión de personas provenientes de 12 países: Afganistán, Myanmar, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. Además, establece restricciones parciales para siete países adicionales: Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.
Respecto a Cuba, la Casa Blanca argumenta que “Cuba es un estado patrocinador del terrorismo, que no coopera ni comparte suficiente información policial con Estados Unidos y ha rechazado históricamente aceptar el retorno de sus nacionales deportados”.
Con base en esto, el texto oficial puntualiza que “se suspende la entrada a Estados Unidos de nacionales de Cuba tanto como inmigrantes como no inmigrantes con visados B-1, B-2, B-1/B-2, F, M y J”. Estas categorías corresponden a visas para negocios, turismo, estudios y programas de intercambio.
Un informe del Departamento de Seguridad Nacional, conocido como “Overstay Report”, revela que los cubanos con visado de turista o negocio (B-1/B-2) presentaron una tasa de permanencia irregular del 7,69 % tras el vencimiento de sus documentos, mientras que quienes viajaron con visas de estudiante (F), vocacional (M) o intercambio (J) mostraron un índice del 18,75 %. Estos porcentajes justifican las nuevas restricciones, según la proclamación.
Asimismo, el documento indica que “los oficiales consulares deberán reducir la validez de cualquier otra visa de no inmigrante emitida a nacionales de Cuba en la medida permitida por la ley”, afectando incluso a categorías de visados no específicamente mencionadas en la prohibición.
A pesar de la amplitud de la medida, la proclamación prevé ciertos casos en los que se podría permitir la entrada a Estados Unidos. En primer lugar, los residentes permanentes legales en el país no se verán afectados por el veto, sin importar su nacionalidad original.
También quedan excluidas del alcance de la prohibición aquellas personas con doble ciudadanía, siempre que una de sus nacionalidades corresponda a un país exento.
Por otro lado, los deportistas invitados a competiciones internacionales, como el Mundial de fútbol o los Juegos Olímpicos, podrán seguir viajando a Estados Unidos sin restricciones. Asimismo, están entre los exceptuados aquellos que porten visas de inmigrante otorgadas a minorías étnicas y religiosas perseguidas en Irán, así como ciudadanos afganos con visados especiales relacionados con su situación.
Finalmente, la proclamación otorga al Secretario de Estado de Estados Unidos la facultad de conceder exenciones individuales “caso por caso” si considera que la persona en cuestión contribuye a un interés nacional estadounidense.
No obstante, este beneficio no se aplica a quienes padezcan enfermedades graves, a los ancianos o a los disidentes políticos. Además, los cubanos que residan en terceros países sin poseer otra ciudadanía también quedan excluidos de las excepciones.
No es la primera vez que la administración de Donald Trump recurre a un veto migratorio. Al comienzo de su primer mandato en 2017, el entonces presidente bloqueó la entrada a ciudadanos de siete naciones de mayoría musulmana, lo que ocasionó una ola de protestas y una serie de impugnaciones legales. A pesar de las críticas, la Corte Suprema permitió que esa prohibición entrara en vigor.
La nueva medida tiene su origen en una orden ejecutiva firmada el 20 de enero de 2025. En dicho texto, Trump solicitó a los departamentos de Estado y Seguridad Nacional, así como al director de Inteligencia Nacional, la elaboración de un informe sobre las “actitudes hostiles” hacia Estados Unidos y la evaluación de si los visitantes de determinados países representan un riesgo para la seguridad nacional.
Abigail Jackson, portavoz de la Casa Blanca, explicó a CBS que “el presidente Trump está cumpliendo su promesa de proteger a los estadounidenses de actores extranjeros peligrosos que desean entrar en nuestro país y causar daño. Estas restricciones son de sentido común, específicas para cada nación, e incluyen aquellos lugares que carecen de un adecuado proceso de verificación de antecedentes, presentan altas tasas de permanencia irregular tras el vencimiento de la visa o no comparten información sobre la identidad y las amenazas”.
Simultáneamente, Trump publicó en su plataforma Truth un video en el que mencionó el reciente ataque en Colorado como un ejemplo de los “peligros extremos” que enfrentarían los estadounidenses si se permitiera la entrada sin una “investigación adecuada”.
“No se puede tener una migración abierta desde ningún país donde no podamos investigar y evaluar de forma segura y fiable a quienes buscan entrar”, afirmó. Además, destacó que la lista de naciones restringidas está “sujeta a revisión” si se realizan mejoras en los procedimientos de verificación.
Esta nueva restricción contraviene de hecho varias cláusulas de los convenios migratorios firmados entre Cuba y Estados Unidos. En particular, afecta el compromiso adquirido en 1994, donde Washington se comprometía a emitir un mínimo de 20,000 visas anuales para ciudadanos cubanos. Esta ruptura plantea interrogantes sobre el futuro de los puentes migratorios que, en última instancia, benefician a ambas partes y han sido utilizados por miles de familias que mantienen un pie en cada lado.