Foto: Roy Leyra
Texto: Darcy Borrero
Desde octubre del año pasado, cuando Cuba presentó su candidatura para ser miembro del Consejo de Derechos Humanos para el período 2021-2023, recibió el apoyo del 88% de los miembros de la ONU, representados en su Asamblea General, y fue electa —por quinta vez— a pesar de la controversia que rodea a la isla en temas de derechos humanos.
Cuatro meses después de la elección, la participación de Cuba en este foro global se hace efectiva. El Canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, intervendrá el lunes 22 de febrero de 2021 de manera virtual en el Segmento de Alto Nivel de la Conferencia de Desarme, que se lleva a cabo en Ginebra, Suiza. Al día siguiente, 23 de febrero, estará presente en el Segmento de Alto Nivel del 46 periodo ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos.
Según el sitio web oficial de la cancillería cubana, Cubaminrex, la participación de Cuba en el primer evento se alinea con su compromiso hacia el desarme internacional, la no proliferación de armas nucleares y el control de armamentos en términos generales.
Además, la cancillería considera que la inclusión de Cuba en este Consejo, que solo dispone de ocho espacios para el Grupo de Estados de América Latina y el Caribe, refleja “avances significativos que el país ha logrado en el ejercicio de todos sus derechos y su amplio historial en materia de cooperación internacional, demostrando, a través de acciones concretas, su inequívoca disposición al diálogo respetuoso, franco y abierto.”
Esta valoración se justifica en parte por el hecho de que Cuba participa en 44 de los 61 instrumentos internacionales de derechos humanos, cuyo cumplimiento informa a la ONU, así como por los reconocimientos que recibe de la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad de su sistema de salud, el cual cuenta con cobertura universal y asistencia gratuita.
No obstante, este es uno de los aspectos más polémicos en la discusión sobre derechos humanos en el país. Para quienes critican la elección de Cuba para este espacio, las brigadas médicas internacionalistas cubanas son vistas como un ejemplo de semiesclavitud moderna y violación de derechos de quienes llevan batas blancas por el mundo, trabajando sin la remuneración adecuada.
Asimismo, parte del exilio cubano sostiene que tanto el Estado como el gobierno tienen deudas de derechos humanos con activistas, disidentes e incluso con emigrantes, a quienes han menospreciado al llamarlos gusanos y, recientemente, ‘excubanos’. Las detenciones arbitrarias, los interrogatorios y las violaciones en procesos penales han sido denunciadas también por plataformas como Cubalex.
Sin embargo, el gobierno cubano se apoya en el Libro DDHH Cuba 2020, un documento que presentó junto a su candidatura y que compila una serie de acciones que respaldan “derechos más allá de los económicos, sociales y culturales” según Granma.
Al recibir el voto favorable de 170 países, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, destacó que “a pesar de las mentiras y patrañas imperiales, el mundo reconoce a Cuba y la admira y respeta por la firmeza de sus convicciones y su ejemplo. Contundente victoria”, mientras que el canciller Bruno Rodríguez Parrilla expresó en Twitter que “los logros de Cuba no pueden ser opacados”.
