Texto: Mónica Fernández
La semana pasada se destacó por su inusual actividad en las relaciones entre la Unión Europea, Cuba y Venezuela.
El lunes 22 de febrero dio inicio con el anuncio de sanciones a 19 funcionarios venezolanos, a quienes se acusa de “socavar los derechos electorales de la oposición y el funcionamiento democrático de la Asamblea Nacional, así como de graves violaciones de derechos humanos y restricciones a libertades fundamentales”. En respuesta a esto, el miércoles 24, el presidente Nicolás Maduro declaró persona non grata a Isabel Brilhante Pedrosa, embajadora de la Unión Europea en Venezuela, lo que llevó a la expulsión de la representante venezolana en Bruselas.
En esa misma jornada, un grupo de parlamentarios europeos remitió una carta al vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, denunciando la conducta del embajador de la Unión Europea en Cuba, Alberto Navarro. En la carta acusaron que su nombre figura entre los firmantes de una carta abierta al presidente de los Estados Unidos, publicada por La Joven Cuba. A pesar de que el propio Navarro aseguró a la periodista Camila Acosta de Cubanet que no firmó la carta, sí envió un correo personal indicando su apoyo. Los europarlamentarios tienen razón al cuestionar su comportamiento cuando afirman: “… además de inapropiado, es totalmente ajeno a las funciones y normas de conducta que deben regir a un representante diplomático”. La carta tuvo repercusión: el embajador Navarro tendrá que viajar a Bruselas para rendir cuentas sobre su accionar respecto a esta misiva.
La segunda parte de la carta señala que Navarro negó el acceso a la embajada de la Unión Europea en Cuba a cubanos galardonados con el Premio Sakharov, entre ellos Berta Soler, líder de las Damas de Blanco. Esto generó una reacción interesante: el embajador Alberto Navarro ofreció una entrevista a Cubanet. Entre los medios cubanos no estatales, Cubanet es uno de los más cercanos a los activistas opositores. Camila Acosta, quien lo entrevistó, ha publicado numerosos relatos sobre interrogatorios y citas policiales debido a su trabajo. El equipo de prensa de la delegación europea en La Habana seguramente está al tanto de esto. La decisión de dar una entrevista a Cubanet fue, sin duda, un intento desesperado de Navarro por demostrar que se comunica con los sectores más críticos del gobierno cubano.
En este contexto, Dita Charanzová, vicepresidenta del Parlamento Europeo encargada de Latinoamérica (quien también fue la primera firmante de la carta a Borrell sobre Navarro), y Leopoldo López, Coordinador PPE en la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo (padre del opositor venezolano del mismo nombre), invitaron a un grupo de artistas cubanos a compartir sus testimonios sobre arte y política en Cuba, y especialmente, sobre violaciones a los derechos humanos. Entre los invitados se encontraban el músico Yotuel Romero, principal figura del videoclip “Patria y Vida”, el artista y creador del Movimiento de San Isidro, Luis Manuel Otero, el activista y biólogo Ariel Ruiz Urquiola, la curadora de arte Anamely Ramos, y alrededor de media docena más. Más allá de la contundencia de sus testimonios, lo interesante radica en la fecha seleccionada.
Lo que muchos pasaron por alto es que el evento con los artistas cubanos y el Parlamento Europeo se programó para el mismo día en que se llevó a cabo, de forma virtual, la 3ra Ronda del Diálogo sobre Derechos Humanos entre Cuba y la Unión Europea: el viernes 26 de febrero.
La nota de prensa emitida ese mismo día por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba fue, como acostumbra, poco clara. Menciona que “se trataron temas relacionados con los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; así como la cooperación multilateral y con los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas” y que “como en ocasiones previas, se evidenciaron las diferencias de posiciones y enfoques respecto a varias de las temáticas discutidas”.
La Unión Europea tardó dos días en publicar su versión, la cual subraya la importancia de permitir que todos los ciudadanos participen activamente en organizaciones y asociaciones de la sociedad civil, así como la necesidad de respetar las obligaciones del derecho internacional de los derechos humanos. El impacto que tuvo el evento del Parlamento Europeo en el desarrollo del diálogo queda reflejado en este fragmento de la nota de prensa: “la UE enfatizó la necesidad de respetar las opiniones diversas y no alineadas entre los ciudadanos, incluidas las expresadas a través de medios artísticos, y de promover un diálogo inclusivo y constructivo”.
¿Funcionó la presión de los miembros del Parlamento Europeo? En cierta medida, sí. Es imposible determinar qué se discutió el pasado viernes en la reunión entre funcionarios gubernamentales cubanos y europeos, pero no sería descabellado suponer que al menos se hizo mención a las protestas ante el Ministerio de Cultura y la huelga en San Isidro, así como a los comentarios racistas en contra de los músicos del video “Patria y Vida”.
¿Tendrá alguna consecuencia? Actualmente, la lucha contra el COVID-19 es la prioridad. Sin embargo, queda claro que una parte del Parlamento Europeo se opone a las condiciones actuales del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, y ha encontrado maneras efectivas de llamar la atención sobre el tema. La actitud hostil y de escaso diálogo del gobierno cubano con los sectores críticos a su gestión no se alinea con algunos de los compromisos establecidos en dicho acuerdo.
Si el embajador Alberto Navarro es reemplazado, se abriría la puerta a la designación de un/a diplomático/a menos favorable hacia Cuba. Y esa parece ser la estrategia en curso.
