Cinco provincias en Cuba ofrecerán gas licuado a la población.

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Foto: RL Hevia

La crisis del gas licuado sigue creciendo, con tiempos de venta que, en algunos lugares, superan los tres meses. Esto ha llevado a los cubanos a adoptar métodos tan improvisados como sorprendentes en pleno siglo XXI.

A principios de marzo, la Empresa de Gas Licuado anunció la suspensión de la venta hasta nuevo aviso debido a un déficit del producto, mientras esperaban la llegada de un nuevo buque con suministros.

En el ínterin, la Unión Cuba Petróleo (CUPET) tuvo que desmentir rumores sobre la venta en dólares de las “balitas” y los supuestos barcos fantasmas, pero nunca (y subrayemos nunca) ofreció una explicación clara sobre el grave desabastecimiento de este insumo vital para muchos, el cual es su única opción de cocción ante los continuos y prolongados apagones.

Recientemente, medios estatales informaron que “ante la llegada a aguas nacionales de los buques con GLP importado, una vez realizado el pago correspondiente y completada la descarga, se planea reanudar la distribución en todo el país en 48 horas, la cual se llevará a cabo en moneda nacional, como está establecido”.

Un reportaje en el Noticiero de la Televisión Cubana –que posteriormente fue eliminado de diversas plataformas digitales– destacó que se reanudaría la producción de GLP en la refinería de Cienfuegos tras realizar “mejoras tecnológicas en el sistema de bombeo y en los compresores de hidrógeno, que son fundamentales para la producción de gasolina”.

Después de estas modificaciones, reiniciaron la distribución de manera limitada en las provincias de Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Matanzas y Ciego de Ávila, lo que dejó incertidumbre entre los demás consumidores que necesitan el gas de balita para las necesidades básicas de su vida diaria.

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