Foto: Jorge Javier Pérez
Texto: Mónica Fernández
El Cuba Study Group hizo público ayer “Las relaciones Estados Unidos – Cuba en la era Biden: un argumento para lograr la resiliencia en la política de acercamiento como medio de brindar apoyo a largo plazo al pueblo cubano” y envió una copia a la Casa Blanca.
Este documento de 35 páginas subraya la importancia de renovar el compromiso diplomático con Cuba y propone un acercamiento que promueva los intereses de Estados Unidos, disminuya la resistencia del gobierno cubano a las reformas y fomente un futuro más libre y próspero para el pueblo cubano. Además, destaca el apoyo a la democracia y a los diversos actores de la sociedad cubana.
Carlos Saladrigas, presidente del Cuba Study Group, señala en el comunicado de prensa que acompaña la publicación: «A medida que la nueva Administración revisa las políticas actuales hacia Cuba, es esencial comunicar que simplemente revertir las acciones de la era Trump, que perjudicaron al pueblo cubano en los últimos cuatro años, no será suficiente (…) Solo a través de vínculos socioeconómicos profundos y transparentes podremos proteger los avances hacia la normalización frente a los cambios políticos cíclicos.»
El documento sugiere recomendaciones para ambos gobiernos con el objetivo de alcanzar lo que denominan “normalización resiliente”. A Cuba, se le aconseja aprovechar los próximos cuatro años para impulsar una liberalización significativa de su economía y garantizar mayores derechos para los cubanos, tanto dentro como fuera de la isla. A Estados Unidos, se le insta a abandonar la política que busca el cambio de régimen, permitiendo que sean los cubanos quienes decidan su futuro.
Para alcanzar estos objetivos, propone tres enfoques, cada uno detallado en el documento.
- Hacer del apoyo al pueblo cubano una prioridad política. Esto incluye levantar restricciones a los vuelos y envíos de remesas, restablecer los servicios consulares de la Embajada de Estados Unidos en La Habana y sus programas asociados, revisar las regulaciones financieras y bancarias, cooperar en salud pública, apoyar al sector privado, nombrar un/a embajador/a estadounidense en Cuba, retomar los diálogos y la cooperación bilateral en temas de seguridad nacional, actualizar la política presidencial hacia Cuba, revisar la designación de Cuba como Estado Patrocinador del Terrorismo, renunciar al Título III de la Ley Helms-Burton e involucrar a la comunidad cubanoamericana en el desarrollo de la política hacia la isla.
- Afrontar los temas difíciles involucrando diplomacia de alto nivel. Para ello, se propone designar un Representante Especial para Cuba que debe negociar la profundización de lazos socioeconómicos, las reclamaciones de expropiaciones y las investigaciones sobre los incidentes que afectaron la salud de los diplomáticos estadounidenses en Cuba.
- Responder a posibles aperturas del gobierno cubano con otras por parte del estadounidense. La idea es que, si el gobierno cubano ofrece oportunidades para inversiones y reconoce mayores derechos a sus ciudadanos, Estados Unidos responda “premiando” con aperturas y eliminación de sanciones.
El Cuba Study Group considera que la política de la administración Obama hacia Cuba fue la más exitosa en los últimos 60 años. Aclaran que esto se debe al crecimiento sin precedentes del sector privado cubano durante este período, así como al establecimiento de vínculos y alianzas entre individuos y organizaciones de la isla y la diáspora. También se argumenta que la ampliación del acceso a Internet fue resultado de presiones de Estados Unidos, aunque este aspecto no ha sido confirmado por ninguno de los dos países.
Un aspecto particularmente interesante es el enfoque en la política cubana de no hacer concesiones bajo presiones externas. “Cuba debe dar pasos hacia mayores libertades económicas y ciudadanas, ya sea como resultado de negociaciones bilaterales o de reformas internas, si desea liberarse de las vicisitudes de la política estadounidense”, afirma la organización. También señala que Cuba ha perdido numerosas oportunidades debido a su tardanza en responder a las propuestas: “casi todas las opciones fueron rechazadas o se estancaron en la burocracia cubana”. En gran medida, responsabilizan a las voces de línea dura dentro del gobierno por esta situación.
Uno de los principales valores del documento divulgado por el Cuba Study Group es que, aunque promueve el mejoramiento y normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, no ignora uno de los temas más controvertidos en tiempos recientes: la represión contra activistas de la democracia y de la sociedad civil, una de las críticas más relevantes a la política de Obama hacia Cuba. Aquí es donde entra el concepto de “normalización resiliente” propuesto en el documento: un enfoque que proteja la relación bilateral de las fluctuaciones políticas, orientado hacia resultados a largo plazo.
En conclusión, algunas de las propuestas del documento “Las relaciones Estados Unidos – Cuba en la era Biden: un argumento para lograr la resiliencia en la política de acercamiento como medio de brindar apoyo a largo plazo al pueblo cubano” son más realistas que otras (por razones elementales de prevención de fraude, es improbable que las entrevistas de visado se reanuden de forma telemática), pero representan un punto de partida significativo. Muchas de las medidas propuestas son sensatas y se basan en el principio de que Estados Unidos no debería limitar los derechos de sus propios ciudadanos o de otros países, incluso cuando desapruebe las políticas de estos. Otros temas son más delicados y el documento solo menciona que deberían ser abordados, como los incidentes de salud, la codificación del embargo y las demandas de expropiaciones.
En la práctica, los asesores del presidente Joe Biden ya están al tanto de todo esto. El documento no revela nada nuevo; más bien lo sintetiza. Su mayor valor radica en incluir demandas de ambas partes. ¿Tendrá algún impacto en la política hacia Cuba a corto o mediano plazo? Solo el tiempo lo dirá.
