En las redes sociales se ha difundido una carta pública en apoyo a Luis Manuel Otero Alcántara, redactada por intelectuales y artistas cubanos que se han unido en esta ocasión, ante el estado de huelga de hambre en el que se encuentra el artista y lo que esto implica para su salud.
Hasta las primeras horas del 2 de mayo, la carta había sido firmada por un total de 223 personas, entre las que se encuentran varios periodistas y artistas jóvenes, como Mónica Baró Hernández; el realizador Carlos Lechuga; el periodista y director de El Estornudo, Carlos Manuel Álvarez; y los actores Carlos Alejandro Rodríguez Halley y Enmanuel Galbán.
La carta comienza expresando que la reciente huelga de hambre y sed de Alcántara pone de manifiesto “la brutalidad sistémica de un régimen político que reduce una existencia libre a la más cruda desnudez de la supervivencia”.
Esta decisión de realizar una huelga de hambre fue tomada por Alcántara tras la destrucción de sus obras el pasado 16 de abril, después del allanamiento de su casa, y el plan, según lo publicado, es “poner su vida en juego para establecer un límite ante el acoso policial del poder”.
Los autores de la misiva afirman que es “importante subrayar el alcance de la violencia ejercida por el Estado cubano” frente a las acciones tomadas contra el artista, y especifican: “le ha impedido la comunicación con sus amigos y allegados, y ha inhabilitado el ejercicio libre de su práctica artística”.
Además, manifiestan que lo que ha vivido Alcántara en estos tiempos “no es solamente una persecución contra un ciudadano portador de ideas y principios, sino un asalto que atenta contra la dimensión sensible de nuestras vidas”, ya que “intenta reducir la potencia de los individuos a un cuerpo desprovisto de sus derechos fundamentales”.
Los firmantes señalan que entienden la reacción del artista ante lo sucedido y el sentir de este, quien se ha visto en la necesidad de “autoafirmar la libertad de sus medios y la fuerza singular de su voz”.
También puntualizan que las acciones del gobierno, como la persecución y vigilancia en el espacio doméstico, constituyen un ataque a la psiquis de las personas, algo que ha ocurrido con Alcántara, quien ahora coloca su vida “en una fase de deterioro irreversible”.
La defensa en esta misiva también representa “una vida sensible dotada de dignidad” y por ello exigen una serie de cambios, como el cese de la violencia policial y del “trato infrahumano” que recibe el artista.
Coinciden con las demandas realizadas por él mismo, como el fin del cerco y la vigilancia policial y la represión contra la libertad de expresión, que se devuelvan las obras retiradas y se compense por los daños.
Asimismo, piden el término de la “ola represiva y los métodos violentos” utilizados en los últimos meses, a raíz de los acontecimientos donde artistas e intelectuales han lanzado una serie de reclamos al gobierno.
“Es importante subrayar que la huelga de Otero Alcántara no es un ejercicio asumido como ciego voluntarismo ante la realidad en la que vive”, afirman, destacando que esta nueva situación de Alcántara está más vinculada a su vida personal que a una causa ideológica o programa político.
Finalizan la carta invitando a que “con compromiso cívico y vocación por el gesto solidario”, amigos y ciudadanos se unan al reclamo y firmen, afirmando que “una vida digna solo puede ser vivida en libertad”.
